El pasado martes se reunió la Plataforma Salvem la Magdalena, en la Casa de la Cultura de Castellón. Son integrantes de Collas, Asociaciones Vecinales, Asociaciones Culturales y Festeros en general.
Se tomaron decisiones importantes. Pero lo más importante de todo es que flotaba en el ambiente la decisión firme de que “hay que defender a Castellón cueste lo que cueste. Había ilusión y contra la dejadez habitual de los castellonenses, sobre todo los mas jóvenes dejaban translucir la necesidad de “recuperar el orgullo perdido”. Con esos chavales, no se hará la Autovía por la Magdalena y lo que es más importante: a partir de ahora los políticos tendrán que pensar mejor las cosas antes de cometer tantos errores.
Hace un rato acabo de recibir un SMS que dice lo siguiente “SALVEM LA MAGDALENA Y LA CIUDAD DEPORTIVA DEL CASTELLON. RECOGIDA FIRMAS ESTADIO CASTALIA SABADO 17,30. PASALO”.
Está claro que la movilización de los jóvenes hará inevitable la derogación del Trazado de la Vergüenza.
Este movimiento es un calco del que vivimos hace 40 años (en plena Dictadura de Franco, cuando el entonces Ministerio de Obras Públicas proyectó la actual Autopista para que pasase a unos 70 metros de la Ermita de la Magdalena. Entonces estaba prohibido manifestarse etc.. pero el movimiento que protagonizaron los jóvenes de Castellón (en el antiguo OAR, etc..), hizo posible que el Trazado se retranquease unos 70 metros hacia el Este y quedase como actualmente está. Me da la sensación de que los chavales de ahora van a estar también a la altura de las circunstancias. Castello se lo agradecerá.
Para completar la faena, sólo necesitamos que el alcalde de Castellón se deje de florituras y ponga los medios para evitar por la vía de los hechos que Castellón sea humillada con la construcción de esa carretera al lado de la Ermita. No tiene el menor sentido sentarse a hablar con Calles, ni con Colomer, ni con Nomdedeu ni con el Subdelegado del Gobierno. Después de haber hecho lo que han hecho, han quedado desacreditados para siempre.
A Castello se la respeta, no se la humilla.