En la Prueba de Acceso a la Universidad que se ha celebrado en el Distrito Universitario de Valencia, y en el ejercicio correspondiente a la asignatura de Valenciano, se entregó a los alumnos, para que comentasen, un fragmento de un libro publicado en 2001 en Barcelona por la Editorial Empúries, titulado Una imatge no val més que mil paraules. Contra els tòpics, cuyo autor es Jesús Tusón.
El texto, aunque escrito por un valenciano, luce un catalán-catalán sin ninguna concesión al vocabulario o la sintaxis del valenciano. Así vemos palabras como veure, aixecar, mica, estengui, esfereïdores, cuando los valencianos decimos vore, alçar, poc, estenga, aterradores. Pero este es el objetivo de las universidades valencianas: los jóvenes estudiantes han de ver como normal que se use aquí, en la Comunitat Valenciana, el catalán-catalán porque a fin de cuentas el valenciano no es más que el catalán adornado con algunos localismos de los cuales, a la hora de la verdad, lo mejor es prescindir.
Estamos ante una conclusión lógica: si el valenciano es catalán (como sostienen las universidades valencianas y la Acadèmia Valenciana de la Llengua, triste legado de Zaplana) ¿Qué mejor que enseñar el catalán de verdad, el que se habla y se escribe en Barcelona, capital dels Païssos Catalans? De paso se crea un ámbito cultural y editorial (o sea, económico) unitario como antesala de una no muy lejana unidad política.
Pero el texto propuesto en este examen, que cientos de jóvenes valencianos tienen que realizar si quieren seguir estudios superiores, encierra otra trampa, al margen de cómo esté redactado. La tesis del mismo es que al igual que se protegen las especies biológicas hay que proteger las lenguas minoritarias, para evitar un mundo uniforme en el que sólo se hable el inglés.
Es posible que en estos momentos, unas horas después de haber tenido que lidiar con el texto, haya bastantes jóvenes valencianos que, con la ingenuidad propia de la corta edad, se hayan convertido en luchadores por la supervivencia de una lengua minoritaria, como hay quienes luchan por la supervivencia del lince ibérico o del halcón peregrino. La cuestión es: ¿De qué lengua? ¿Del catalán? ¿Del valenciano? Porque puestos a luchar por algo realmente minoritario podrían luchar por el auténtico valenciano, el que hemos oído hablar a nuestros abuelos, y no el catalán de las Ramblas o el extraño engendro que se habla en Canal 9 o que transmiten muchos profesores de escuela, instituto, colegio o universidad en la Comunitat Valenciana.
¿Y no es algo bastante feo aprovecharse de un examen pre-universitario por el que pasan cientos de personas en formación para hacer política? Porque no otra cosa más que política es este intento de llevar a los jóvenes a unas posiciones ideológicas muy concretas, aquellas que les hacen la cama a los nacionalistas catalanes, a los que se han sumado todos los progres (socialistas, comunistas, ecologistas, del Principado, de las Islas, del País Valencià -como dicen ellos- y del resto del Estado –como también dicen ellos-).
¡Cuánto me gustaría tener un canal de comunicación tan poderoso como el que tienen estos profesores universitarios, para decirles a los jóvenes valencianos que hay otra cosa más importante a conservar, la sacrosanta libertad de las personas para hablar y cultivar la lengua en que les hablaba la cigüeña mientras les traía de París, lengua que podía ser, por supuesto, el catalán, pero también el castellano, el valenciano, el mallorquín…, el chino mandarín o el arameo!
Lo más triste: en el encabezamiento de la hoja de examen junto al logo de las universidades valencianas figura el de la Generalidad Valenciana. Lo cual significa, ni más ni menos, que la institución que debía defender la identidad valenciana, dentro de la nación española, se pliega a estos manejos de un sector minoritario de la sociedad valenciana que está abonando el campo para que el catalanismo cultural y político florezca por esta tierra nuestra que en otro tiempo lucho para ofrendar nuevas glorias a España. Pronto nuestras mejores glorias serán ofrendadas a la nueva patria, la Gran Cataluña.
Antonio V. Cabo Martí. Valencia.
Articul publicat en el periodic “Las Provincias de Castellón”, el dia 13 de juny de 2008, en la seccio “Cartas al Director”.