A finales de enero, en el diario La Vanguardia de Barcelona, el presidente del I.E.C. Josep Laporte, manifestaba estar preocupado por unos supuestos ataques a la unidad del catalán. Preocupación a mi modo de ver totalmente infundada, por cuanto nadie quiere fragmentar el catalán. Otra cosa muy diferente es afirmar que valenciano y balear no son tales, si no catalán de Valencia y catalán de Baleares.
Y para avalar esta teoría, el presidente del I.E.C. nos recuerda que el Estatuto de les Illes Balears dice que el catalán es lengua propia de Baleares y que debe de respetarse. Empero es curioso y significativo, que en toda su exposición de queja, no menciona para nada el Estatuto de Valencia que dice que la lengua propia de Valencia es el valenciano. ¿Es eso ser demócrata y por consiguiente respetar las decisiones del pueblo de Valencia? ¿O es porque él y sus discípulos son los poseedores de la verdad, y se debe de hacer lo que ellos dictaminen? Nos recuerda asimismo el señor Laporte, que todos los romanistas del mundo aceptan que el valenciano es una variante del catalán.
Pero he aquí que el señor Laporte, don Josep, miente descaradamente, porque es al revés, el 95% de los romanistas de todo el mundo no aceptan tal barbaridad lingüística. Porque en el transcurso del XVI Congreso Internacional de Filología Románica, a la que asistieron setecientos romanistas de todo el mundo, les fue presentado a la firma un documento redactado en francés, que decía que los abajo firmantes reconocían que catalán, valenciano y balear era todo lo mismo, y que eran intolerables las maniobras de fragmentación de esa unidad lingüística. Pues bien, sólo 36 romanistas de los 700 firmaron el documento, al no estar de acuerdo con esa absurda teoría lingüística.
¿Y creen ustedes que el señor presidente del I.E.C. no lo sabe?, ¡claro que lo sabe, y bien que lo sabe!, porque el I.E.C. también asistió al congreso en la figura de su anterior presidente. Y como encima la Real Academia Española de la Lengua les avala abiertamente (algún día sabremos porqué), y la Real Academia de la Historia con su mutis también, ¡hala a segar antes de que llueva! A la vista de los hechos creo que lo primero que deberíamos de hacer los valencianos y los baleáricos, es exigir al Gobierno del Reino de España la disolución inmediata de las mentadas academias, por su manifiesto partidismo y total falta de rigor científico.
Mikel Garau Rosselló. Visepresidént de sa Acadèmi de sa Lléngo Baléà.
Articul publicat en el periodic “Diario de Valencia”, l’any 2004.