La final de la Copa de España ha dejado al descubierto la manipulación de las televisiones públicas. De todas. Con suerte, a veces, el contraste de un mismo acontecimiento alerta a los ciudadanos advertidos. Como ha ocurrido con ocasión de la final de la Copa de España entre el Real Madrid y el F.C. Barcelona en el momento de escuchar el himno nacional.
En TVE la Marcha Real sonó nítida con un borroso ruido de fondo y un débil tarareo de le letra ausente. El mismo acontecimiento, en TV3, fue una sonora pitada y un colosal abucheo donde el himno nacional a duras penas se podía oír. Seguramente se optó por potenciar el sonido ambiente de las gradas esteladas y reducir el musical, mientras en TVE se dio prioridad a las gradas que canturreaban el himno y se aumentaron los decibelios de la Marcha Real. Para consuelo de tontos no pincharon las imágenes donde dos independentistas mostraban sus culos mientras sonaba el himno de España. Es que son de casa bien, como diríamos en Cataluña.
Sólo se nos presentan dos posibilidades lógicas. O bien una de las dos retrasmisiones había manipulado el sonido y la otra retrasmitía con exactitud lo que acontecía en el estadio de Mestalla. En este caso, una de las dos televisiones públicas mintió. O bien, una y otra habían manipulado el sonido de la retransmisión para acomodarlo a sus intereses. Y, en este caso, mintieron las dos. Elijan. En ningún caso las dos podían estar retransmitiendo la realidad, porque la realidad transmitida era diametralmente distinta. Pocas veces tenemos un contraste tan empírico.
Por la información previa, sin embargo, podemos descifrar con mayor exactitud el atropello de una y de otra. Y calibrar su alcance. Sabemos que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) previó la pitada que había sido orquestada por los independentistas de Solidaritat Catalana en los días previos, aumentando los decibelios de la megafonía del estadio. Se trataba de ahogar la previsible bronca de los nacionalistas contra el himno nacional. Los medios lo recogieron el día anterior y Solidaritat amenazó con denunciar al Ayuntamiento de Valencia por ir contra la salud pública. Cinismo en estado puro.
A primera vista: unos, los nacionalistas, trataron de aprovechar (¿podríamos decir manipular?) un acontecimiento deportivo para convertirlo en altavoz gratuito de sus fines políticos. Otros, los responsables de la RFEF y de TVE, interpretando el interés general de tal acontecimiento deportivo y para que nadie lo desvirtuase o lo utilizase contra los símbolos nacionales, dispusieron un truco técnico para que los telespectadores no sufriesen merma de tal acontecimiento. Es lo que se dice una manipulación positiva. Un viejo debate sobre si los medios deben caer en la trampa de los terroristas informando de todas sus acciones o procurar evitarlas para no colaborar inconscientemente con ellos o caer como rehenes en la trampa de su activismo en nombre de la libertad de expresión.
En cualquier caso, TVE manipuló al maquillar el sonido para salvar el himno nacional de España. Esa es su culpa, juzguen ustedes. A mí me parece que cometió dos errores imperdonables: maquilló los acontecimientos en función de los intereses políticos del momento (si admitimos la manipulación, habremos de admitir que mañana, otras consignas políticas puedan hacer lo mismo en sentido contrario; y los ciudadanos como pasmarotes aguantando a unos y a otros). Y lo que es peor, impidió que el resto de España se cerciorase con quiénes suelen pactar el PP y el PSOE, por turnos, las mayorías parlamentarias que les permiten dirigir nuestro país.
TV3 cayó en la misma manipulación, pero en sentido negativo, es decir, subrayando el boicot al himno nacional, alistándose con los radicales, la mala educación y la falta de respeto por los símbolos del Estado que hacen posible su propia existencia. Además de puta, a poner la cama. Creo que así se dice en los círculos educados.
Para el que aún no lo sepa o no lo quiera admitir, el secretario general de la Presidencia autonómica y portavoz de la Generalidad, Francesc Homs, lo dejó claro unos días antes: TV3 y Catalunya Ràdio son parte del “proceso de construcción nacional de Cataluña”. Un escalofrío me sube por el espinazo; si el proceso de construcción nacional consiste en excitar el odio, en excluir los sentimientos de los demás, en enfrentar a comunidades deportivas para lograr enfrentamientos políticos, en dar cancha a mentes resentidas y envenenadas, preñadas de intolerancia y odio, entonces, la construcción nacional no es sólo una manipulación intolerable, sino un delito social de incalculables consecuencias para la cohesión sentimental y política de España. Exactamente lo contrario de lo que predican a diario las acciones de esos chicos de la Masía, basadas en el esfuerzo, la humildad, el respeto al contrario y la buena educación; y que su entrenador, Pep Guardiola, quiso conjurar horas antes de la cita invitando a los seguidores culés a respetar el himno nacional y a la Familia Real.
La esquizofrenia entre lo que se aparenta y lo que hoy se hace en determinados ambientes catalanes empieza a ser sospechosa. Un presidente de la Generalidad vota en secreto la independencia de Cataluña -en una consulta no vinculante- y se abstiene en el Parlamento autonómico, un periodismo que descalifica de caverna mediática a su homólogo de Madrit (todo se simplifica en Cataluña) y actúa como tal arremolinándose como forofos alrededor del Barça o contra las sentencias constitucionales.
Un día, cuando venga el odio de verdad, ya nada se podrá evitar. Y nadie se sentirá responsable. Recuerdos para el Gobierno de la Nación: ¡Tómenlos en serio! Y actúen en consecuencia. Después del partido visto a través de TVE, escribí un artículo, La copa de España. Creí que había sido el triunfo del fútbol sobre la política, sobre la mala política. Si hubiera estado en Cataluña o TVE no me hubiera escamoteado la realidad hubiera matizado lo escrito.
Font: http://www.vozbcn.com/2011/04/23/68544/manipulacion-seleccion-tve-tv3/