Per José Vicente Gómez Bayarri
La Academia Administrativa de la Lengua, ‘la AVL’ se planteó el tema de la denominación que correspondía asignarse a la lengua vernácula de los valencianos. Unos apostaban por la que ellos consideran la denominación académica ‘lengua catalana’; otros, optaron por la formula híbrida ‘catalán-valenciano’; una minoría prefería nombrarla ‘valenciana’.
Cabe recordar que el proceso histórico de la fidelidad lingüística se plasma en la identificación onomástica que a lo largo de la historia bajo-medieval se le otorgó a nuestra lengua genuina. Primeramente se le denominó, en un período de transición onomástica, ‘romanç valencià’ y posteriormente, en el período de consolidación, se generalizó el nombre de ‘lengua valenciana’.
Son numerosos los documentos que demuestran el testimonio de una incontrovertible conciencia idiomática valenciana a partir del siglo XIV. Los escritores valencianos se expresan, y así lo hacen constar, en múltiples ocasiones en ‘lengua valenciana’ particularizada y singularizada.
Los primeros textos documentados, que conocíamos, que reflejaban específicamente el gentilicio ‘valenciana’ para identificar a nuestra lengua autóctona eran: El testimonio de Antoni Canals ‘vulgada lenga materna valenciana’ (1395). El Acta Notarial de 28 de junio de 1408, de un pleito entre la villa de Onda y la Orden de Montesa, ‘vulgar lengua valenciana’. El Acta de 6 de junio de 1412 de los diputados y notarios asistentes al Compromiso de Caspe, ‘in ydiomate valentino’.
Y entre los documentos pontificios, uno correspondiente al pontificado del Papa valenciano, Alejandro VI, datado en 1504, donde se lee ‘lingua vulgari valentini expeditarum’.
Hasta no hace mucho tiempo el primer testimonio, donde aparecía la expresión ‘llengua valenciana’ sin ningún calificativo, y que además une los conceptos de conciencia idiomática con el de conciencia nacional, es en el ‘Prólogo’ de la obra ‘Libre de Tresor’ de Guillem de Copons, correspondiente a 1418. Este sentimiento nacionalista valenciano le indujo, asimismo a Joanot Martorell, en el ‘Prólogo-dedicatoria’ del ‘Tirant lo Blanch’ (1490) a unir el binomio ‘lengua’ y ‘nación valenciana’.
Estas fechas debemos retrotraerlas a raíz de la aparición de nuevos testimonios.
La investigación nos depara sorpresas. Un artículo publicado el 27 de noviembre de 2005 en el ‘Levante-Mercantil Valenciano’ señalaba que la primera referencia al habla propia de los valencianos se había descubierto en un documento menorquín que recoge un proceso jurídico contra un tal Gil de Lozano, en el que se hace constar que la madre de éste -Sibila- hablaba en ‘valencianesch’, porque era de Orihuela, sin entrar en consideraciones lingüísticas. Esta denominación no se había registrado hasta ahora. El documento está datado entre los años 1343 y 1346.
El Diario Valéncia Hui publicaba, el 10 de julio de 2007, un artículo de Agustín Galbis que recogía el comentario expositivo del ‘Liber amici et amati’, de Ramón Llull, redactado por un discípulo, en latín. El texto se encuentra en el folio 34vº del manuscrito ‘N-250, sup’ de la Biblioteca Ambrosiana de Milán y afirma:
“Ista expositio excepta fuit ex magno volumine in lingua valentina composito per quemdam discipulum Raymundi. Inceptum Valentie mense decembris et finito mense Martii anni 1335. Laus Deo.”
Consecuentemente, la denominación de ‘Lengua Valenciana’ ya se constata, en un texto latino, en el año 1335, es decir, 60 años antes del documento ‘Prólogo-Dedicatoria’ del manuscrito de Valerio Máximo, donde Antoni Canals constata la especificidad del gentilicio ‘valenciana’ en contraposición a ‘catalana’ para designar nuestra lengua autóctona.
Y no será el último documento que demuestre la conciencia idiomática de los valencianos desde la Baja Edad Media.