Per Federico Martínez Roda
Tenemos a la Iglesia católica tan próxima, forma parte tan habitualmente de nuestra vida cotidiana que, a la vez, es una desconocida para muchos. Para la Iglesia católica es de una importancia capital la cuestión de cómo cada hombre puede ser justificado ante Dios, dicho en otras palabras, la búsqueda de la salus animae, la salud del alma. El cristianismo nos propone el camino hacia la salvación a través de las buenas obras y mediante la gracia de Dios. Naturalmente que los sacerdotes procuran facilitar el camino hacia la salvación pero, además, viven y conviven con sus conciudadanos, y participan de sus inquietudes y anhelos. De ahí que hayamos tenido tantos sacerdotes como Lluis Fullana o Roque Chabás junto a dignidades eclesiásticas, como el Cardenal Tarancón, comprometidos con el ser y el existir de los valencianos. Además de estas tres figuras mencionadas que vivieron en el siglo XX (Fullana, Chabás, Tarancón es preciso referirse a otras tres, también sacerdotes, que llegaron a vivir los primeros años del siglo XXI: Josep Alminyana, Juan Costa y Josep M.ª Guinot. Los tres comprometidos ratpenatistas y miembros de número de la Real Academia de Cultura Valenciana, con distintos perfiles pero con dos elementos en común: su vida consagrada y su valencianismo.
Josep Alminyana: el crit de la llengua
Cuando Alminyana ingresó en la Real Academia de Cultura Valenciana en 1993, hacía sesenta años que había obtenido el grado de Bachiller Eclesiástico en el Seminario Menor, antiguo Colegio de Vocaciones Eclesiásticas de San José. Continuó sus estudios de Filosofía en el Seminario Mayor, pero los vio interrumpidos por el cierre del Seminario. Llamado a filas por el Ejército de la República fue incorporado a una Brigada Internacional. Terminada la guerra civil volvió al Seminario Mayor de la Inmaculada de Valencia, donde finalizó sus estudios de Teología, con premio extraordinario en Teología Dogmática y Sagrada Escritura. Ha sido cura en Vall de Ebo, Agullent, Játiva. Albaida, Benisoda y, finalmente en Valencia, donde fue párroco de San Esteban entre 1972 y 1992. En 1989 fue nombrado canónigo de la catedral de Valencia.
Conferenciante incansable, además ha escrito en diversas publicaciones religiosas y fue nombrado Director técnico de publicaciones del Arzobispado de Valencia.
Su obra escrita la podemos dividir en la pastoral, la litúrgica y la de investigación. De la obra pastoral, que cuenta con trece libros, destaca Els bultos del Bateig de Sant Vicent; (1992), de la obra litúrgica, que cuenta con más de cuarenta títulos entre libros y folletos, cabría destacar Ritual dels Sacraments en llengua valenciana (1978), en colaboración con Luis Alcón; finalmente entre sus obras de investigación, con más de veinte títulos en su haber, destaca El Crit de la Llengua (1981), así como las introducciones y transcripción de las obras de Rois de Corella, Jaime Roig y Sor Isabel de Villena. Junto con Luis Alcón tradujo los Evangelios: Els Quatre Evangelis: traducció de la Nova Vulgata a la Llengua Valenciana (1984).
Perteneció a más de diez asociaciones religiosas y culturales, entre las que destaca el Capítulo de Caballeros Jurados de San Vicente y Lo Rat Penat, de la que fue presidente de su sección de cultura. Ha sido nombrado hijo adoptivo de Albaida y Torrella, el pueblo de su madre. En 1992 recibió el premio Ausias March de las Letras Valencianas.
Joan Costa, jesuita
Al ingresar en la RACV el 6 de mayo de 1998, Joan Costa tenía una trayectoria inequívoca como valencianista, que había compaginado con importantes puestos dentro de la Compañía de Jesús: Rector del Colegio y Escuela Profesional San José de Valencia entre 1968 y 1973. Rector del Colegio La Inmaculada de Alicante entre 1973 y 1978. Creador de las Aulas de la Tercera Edad en Palma de Mallorca en 1978. Director del Sanatorio de Fontilles en el periodo 1983-1987.
Sus primeros cursos de Humanidades los realizó en el centro de estudios que los jesuitas tienen en Raymat, finalizó sus estudios en 1956. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona en 1962 y Licenciado en Teología por la Facultad Eclesiástica de Sant Cugat del Vallés en 1966.
Articulista ocasional en Las Provincias, ha escrito artículos en la Revista de Filología Valenciana y en la denominada Al voltant de la llengua de la que fue director. Sus libros más importantes son los siguientes: Desperta Ferro (1988), Els Salms de la Biblia de Paris i el Salteri de la Seu de Valencia (1995), El Ferro que desperta (1998), Biblia Parva de Sant Pere Pascual (1998).
También ha realizado una importante labor de transcripción del Nou Testament, (Ms. Marmoutier, siglo XIV) y, junto con el académico Josep Alminyana, del incunable Vita Christi de sor Isabel de Villena.
Ha recibido la Medalla Ausias March en 1994, el premio Jaime Roig en 1995, y el extraordinario del Ayuntamiento de Valencia en Els Jocs Florals en 1996. Ha sido vicepresidente de Lo Rat Penat y secretario de la Real Academia de Cultura Valenciana.
Josep M.ª Guinot y su Gramática normativa
Guinot ingresó en la RACV el 7 de marzo de 2003, contaba con noventa y seis años. Era un tardío reconocimiento, pero un reconocimiento al fin. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona. Doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Valencia. Tras ser párroco de Ahín, profesor en la escuela de Santa María del Mar de Barcelona y, acabada la guerra civil, otra vez párroco de la iglesia de La Trinidad de Castellón, fue nombrado Canónigo Magistral de la Catedral de Segorbe. Profesor del Seminario de Segorbe y de Pedagogía del Latín en la Universidad Pontificia de Salamanca.
Entre sus libros cabe señalar: Gramática normativa de la llengua valenciana (1987), Les bases ortográfiques del 32 (o les de Castelló) i les d’El Puig (o les de la RACV) comparades (1997). Ha traducido al castellano las obras completas de Plauto y Terencio y las Actas de los Sínodos valencianos medievales (1994) y al valenciano la obra del P. Lluís Alonso Schoekel S. I.
Ha sido premiado en diversos certámenes celebrados en Gandia, Burriana, Murcia y Valencia. Recibió el Premio del Certamen Internacional de Traducciones de teatro latino celebrado en Buenos Aires.
En 1954 se le concedió la Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio. Posteriormente, el Premio de Literatura Valenciana, el Premio Fullana en 1993; el Premio Jaume Roig en dos ocasiones (1989 y 1992). Presidente de la Revista de Filología Valenciana, en la que ha publicado numerosos artículos. Colaborador del diario Las Provincias y de otros periódicos y revistas. En 1982 presidió la asociación cultural Cardona Vives de Castellón, finalmente, fue elegido Prohom de Lo Rat Penat.
Estos tres sacerdotes recientemente fallecidos son una honra para el pueblo valenciano porque su compromiso fue tan firme que sirvió de ejemplo para todos. Fue su manera de entender el Concilio Vaticano II en lo relativo a la encarnación de la Iglesia con los pueblos en concreto. El pueblo valenciano ha tenido la gran fortuna de contar con estos tres sacerdotes nacidos respectivamente en Cerdà, en Palma de Gandía y en Artana, es decir, en la Valencia más profunda.