Per Baltasar Bueno
El comisario filocatalanista del 2008 Any de Jaume I no invitó a la Real Senyera del Reino de Valencia al Te Deum celebrado ayer mañana en la Catedral de Valencia, en acción de gracias por el 800 aniversario del nacimiento del monarca aragonés.
Desde Pedro II El Ceremonioso, año del Señor 1377, en aunque nace nuestra actual Senyera, bandera oficial de la Comunidad Valenciana reconocida en el Estatuto de Autonomía, la sagrada enseña ha estado presente en los actos más importantes acontecidos en el Reino de Valencia.
El propio Rey Pedro II, si hacemos caso al "Manual de Consells i stabliments" (años 1375 a 1383, sig.A), obrante en el Archivo Histórico Municipal de Valencia, "…en les seues Retyals letres que ell signa de sa ma, ço es en lo seu titol on se diu Rey darago de Valentia, en la L que es mijana letra daquets nom Valentia pinta de sa ma una corona".
El Rey otorgaba al Reino de Valencia una nueva heráldica, que sería definitiva, la que tenemos en la actualidad. Heráldica que molesta a los catalanistas, que la niegan, porque ellos se empeñan en que nuestra nacionalidad, lengua y bandera sea la catalana.
La primera representación de la Real Senyera con azul que se conoce por el momento, sobre la que aparece dibujada la corona, aparece en un pergamino del año 1410, que se conserva en la Biblioteca Nacional de París, (Departamento de Manuscritos Sig. RES. Ge. B.. 8268).
La Real Senyera siempre ha ido a los Te Deum celebrados en la Catedral de Valencia con motivo de nuestras fiestas patrias, excepto cuando gobernaban los socialistas (Albiñana y Lerma), años en que Lo Rat Penat tomaba la suya y la llevaba a los pies del altar, para que allí se siguiera la tradición.
Ayer no pudimos tomar la fotografía ni admirar la escena de la Real Senyera siendo recibida en la puerta de los Hierros de la catedral por el Arzobispo de Valencia, besándola con unción y veneración, y el Cabildo de la Catedral en Pleno, simplemente porque la Real Senyera no fue llevada al templo catedralicio.
En ningún momento de la ceremonia vimos una sola Senyera dentro de la Catedral, ni siquiera una testimonial, aunque no fuera la histórica del Ayuntamiento, en el presbiterio, durante la paraliturgia de un acontecimiento histórico civil.
Nadie tuvo piedad de ella, nadie pensó en ella, todo se dejó en manos de un catalanista y así salió de desmotivado el acto. No contó con la electricidad y las vibraciones que produce en los valencianos el paso y la presencia de la Real Senyera.
Y eso que la Senyera, para tranquilidad de Rambla, es incluso posterior a 1237, momento en el que el hombre se ha empeñado en hacernos nacer como pueblo, por creerse y leer las tonterías que los catalanistas le ponen delante, las cuales repite cual papagayo sin ningún criterio de discernimiento historicista.
Siendo la Enseña posterior a la entrada de Jaime I en Valencia, Rambla y su escuálida corte de honor no tenían por qué haber objetado la presencia de la Real Señera, pues, al menos, entra dentro de la cortedad de la historia que para él la del pueblo valenciano.
Faltó la imagen en la Catedral de la Senyera, faltó también su imagen en la retransmisión que hizo Canal 9 del acto, sencillamente porque no estaba donde debiera, y faltaron los vivas y aplausos a la Enseña de la Patria Valenciana, la que vergonzosamente ocultaron, descafeinando la celebración, que quedó más cercana al gusto de los catalanistas que de los valencianistas.
Faltó también que hablara el presidente de la Generalitat, a quien le correspondía, quien no lo tuvo a bien, pues lo suyo era estar en perfecta pose de retrato para que le encuadraran bien las cámaras de Canal 9.
Camps delegó, por hacerle un favor en sus horas bajas, en el menos apropiado, el portavoz del Consell, Vicente Rambla, quien sigue sin dar pie con bola en nada y menos en estas efemérides. Lo único bueno que hizo ayer fue recular y envainarse todas las tonterías que ha dicho sobre que nuestro pueblo nació en 1237.
Me dio la impresión de que lo forzaron a ello, o de que le dieron la oportunidad del maletilla, para que rectificara sus asertos, pues en un párrafo perdido de su intervención no tuvo más remedio que desdecirse y decir que el pueblo valenciano tiene sus orígenes mucho más lejos , como veníamos recordando desde aquí estos días y habló de los pueblos ibérico, fenicio, griego, púnico, romano, árabe,… en fin, todos los que él, la Consellera de cultura y el comisario que han contratado para estos fastos de carnaval negaban.
De algo ha servido el haberles ruborizado la cara y frenado los pies en la carrera de falsedades que alegra y frívolamente estaban propalando por doquier, con una irresponsabilidad total, siguiendo a pies juntillas el 750 aniversario aniversario socialista de la conquista de la ciudad de Valencia, aquellas de las frustradas naumaquias que querían hacer en el viejo cauce los insignes elementos Montes y Bellveser, comisarios de aquella cosa, que quedó en bufes de pato.
Y puestos a decir cosas que faltaron, se debió haber interpretado al final del acto de la catedral el Himno Regional y el Himno Nacional, como se hace en la Missa d´Infants el día de la Patrona del Reino de Valencia, la Mare de Déu dels Desamparats, himnos que no estaban de más en esta celebración patria valenciana, como tampoco están de mas cuando han sido interpretados ambos en momentos cumbres religiosos como la consagración en la Misa.
De la fiesta de ayer, lo único a destacar el magnífico conciertazo que dieron la orquesta y los coros en su magistral y bella interpretación del Te Deum Laudamus, fue lo único que salvó la dignidad de la conmemoración.