Per José Vicente Gómez Bayarri
Hace unas semanas se cumplieron los 75 años de las “Normes de Castelló o del 32”. La Consellería de Educación y la AVL conmemoraron esta efeméride y remitieron “pósters” a centros docentes.
Aprovechando el acontecimiento el Levante-El Mercantil Valenciano del 17 de diciembre de 2007 publicó una entrevista al octogenario lingüista de Castellón, Germán Colón, donde vierte una serie de opiniones que hieren la sensibilidad de muchos valencianos y se posiciona por la unidad de la lengua. Nada sorprendente conociendo su más reciente trayectoria. Ahora bien, a dicho filólogo cabe recordarle que en la comunicación titulada “El valenciano”, publicada en las Actas del Congreso de Barcelona, 2, 1955, pp. 137-149, como bien recoge K. Baldinger, afirmaba, basándose en el historiador Gual Camarena, que el número de los cristianos nuevos que se asentaron era muy exiguo y que la población ya establecida allí hablaba romance y que ese romance no pudo ser suplantado inmediatamente y menos por una colonización tan poco intensa. ¿Cómo justifica el ahora anexionista ese cambio de opinión?
El Dr. G. Colón achaca a los “grupos blaveros” que desde el año 1975 intenten sabotear las “Normes del 32” y señala que las “Normes de Castelló” son, guste o no guste, copia de las “Normes de l’Institut d’Estudis Catalans” (IEC) y es lo más sensato que se podía hacer. Dicho filólogo afirma defender el valor del consenso pero ataca a los que creen en la conciencia clara y diferenciada del valenciano y se muestra tajantemente contrario a un acuerdo en la actualidad sobre unas “Normes de 2007”.
Arremete contra el Pare Fullana y asevera que el Fullana de 1932, académico de la RAE no era el Fullana catalanista de 1906, y alude a un lingüista alemán, Bernnarhd Schädel, para afirmar que “Fullana ignoraba todo de la ciencia filológica y que prefirió ser cabeza de ratón que cola de león”.
El ególatra Germán Colón se vanagloria de no estar enterado de lo que hace la AVL, dando a entender que no le interesa el tema lingüístico valenciano y dice taxativamente: “desde el principio vi que todo era una maniobra política, que a dedo se designaba a ciertos señores con el pomposo título de académicos, los cuales estaban ayunos de filología”.
El exiliado profesional en Suiza desde 1954, el integrista G. Colón, apuesta por que se denomine catalán a la lengua vernácula valenciana. Mantiene, sin tapujos que valenciano y catalán son la misma lengua y sostiene, que desde el punto de vista léxico, el catalán procede del “llatí gàl.lic”, aunque advierte que esta vinculación no se puede relacionar con la presencia carolingia en Cataluña. Nos preguntamos, ¿Entonces con quién se vincula?
Cuando el periodista le interroga que dé su opinión sobre ciertos personajes valencianos pontifica que Joan Fuster fue el referente fundamental del despertar y lo eleva a los altares; sobre Sanchis Guarner dice que le hicieron la vida imposible, e ignora soberanamente a Xavier Casp, sobre el que prefiere no pronunciarse.
El autor entrevistado publicó la obra “El léxico catalán en la Romanía” (Madrid, 1976) y lo hizo en lengua castellana, para que según su deseo tuviera más difusión; obra reeditada posteriormente dentro de la “Col.lecció Biblioteca Lingüística Catalana” (Valencia, 1993), traducida por el Servei de Normalització Lingüística de la Universitat de València”. Nos interrogamos, ¿cuáles fueron los motivos por los que se la tradujeron? ¿Que su autor no sabe redactar en la lengua de los valencianos, que tanto desprecia?