Sin idioma valenciano, no a la Constitución Europea

Per José María Adán García

Ante el contrasentido histórico, humillante para Valencia, de negar la evidencia de la identidad diferenciada e independiente del idioma valenciano y declarar, anticonstitucional y anti estatutariamente, la falaz “unitat de la llengua”, a nivel del reconocimiento de las lenguas minoritarias en la Unión Europea, se han disipado las dudas racionales que muchos teníamos para la aprobación de su Constitución.

Hasta ahora las dudas al respecto se fundamentaban en sólidos argumentos:

La eliminación de toda referencia al humanismo cristiano, como fundamento del ser mismo y de la cultura de Europa, equivale a ignorar sectariamente su esencia y su historia y la de España. Es consecuencia del laicismo dogmático aplicado con actitud totalitaria en contra del sentir mayoritario de todas las religiones cristianas (católica, ortodoxa, protestante), mayoritariamente predominante.

También en el hecho de haber cedido el nivel de representación participativa que se había alcanzado en Niza y que sitúa a España en una desventajosa posición a la hora de adoptar acuerdos o decisiones comunitarias.

Así mismo, en la exclusión de los territorios y plazas de soberanía española en África, del sistema defensivo de la Unión. Sobre todo, ante la indefinición y manifiesta debilidad del Gobierno ante las reivindicaciones marroquíes, la avalancha migratoria del Magreb, o los contenciosos de Gibraltar y del Sáhara.

Finalmente, en la falta de participación democrática de los pueblos de Europa en su formulación, que una vez realizada, se pretende que aprobemos bajo presión mediática oficial y sin alternativa posible.

A pesar de todo ello, algunos, haciendo una vez más de tripas corazón, dudaban si era mejor dar un paso adelante y tratar de corregir después esas carencias. Misión imposible. La experiencia nos dice que, aprobado el texto, el mismo servirá para ahondar y radicalizar su contenido, de lo que se encargará, los grupos de presión totalitarios que han promovido su redacción.

Sin embargo un nuevo elemento, atentatorio a la dignidad y a la propia identidad de los valencianos ha venido a condicionar definitivamente nuestro voto.

El milenario idioma valenciano, reconocido por la historia, la filología, la espléndida realidad de su producción literaria –desde su Siglo de Oro-, por el uso habitual del pueblo; reconocido constitucional y estatutariamente como el idioma de los valencianos, se ignora como lengua propia y diferenciada y se pretende englobar en la falaz y antihistórica “unitat de la llengua”; y que no figure entre las lenguas minoritarias de Europa. Como siempre estos e promueve mediante tortuosas maniobras socialistas (copia del texto valenciano suprimiendo la versión catalana para que aparenten ser el mismo idioma; carta de Solana a los veinticinco países de la Unión, tergiversando la realidad e interfiriendo el procedimiento establecido; declaración de la vicepresidente del Gobierno). Todo ello en contra de su propia posición inicial, negando la legalidad vigente y bajo la vergonzosa presión y amenaza expresa del tripartito catalán, de que si no lo hacía así, no aprobarían los presupuestos. ¡Que vergüenza del Gobierno de España que se deja chantajear de tal manera!.

A mayor abundamiento y bochorno, esto se hace con la colaboración de entidades valencianas que filtran el texto valenciano y renuncian con su silencio otorgante a la defensa del idioma que tienen como misión promover. Ya Jordi Pujol ha dicho recientemente que pactó con el Gobierno valenciano, que la Academia Valenciana de la Lengua –no se sabe cual- se acordó para ir discretamente, paso a paso, a la “unitat de la llengua”.

Con ello aparte de borrar oficialmente la seña de identidad más importante de una comunidad histórica, como es Valencia, se pretende fundamentar la inclusión de Valencia en los artificiales “països catalans”, con la intención reiteradamente declarada, de constituir una nación, independiente de España, bajo la hegemonía centralista de Cataluña. Así se han apresurado a decir Maragall, Benach, Carot Rovira…., que si el idioma es el mismo, Valencia debe integrarse en la “Gran Cataluña”. Exactamente el mismo argumento de Hitler respecto a Austria y a los Sudetes.

¿Cuándo Valencia ha pertenecido histórica o institucionalmente a Cataluña? ¿Cómo se puede afirmar que un idioma más antiguo que el catalán, que se hablaba en Valencia antes de la reconquista, en la que Cataluña participa muy minoritariamente, puede derivarse del catalán? ¿No son evidentes, para cualquier valenciano las diferencias de vocabulario, sintaxis, fonética…. entre un idioma y otro? ¿Qué es lo que al respecto dice la Constitución y el Estatuto de Autonomía valenciano, establecidos democráticamente por una inmensa mayoría?.

En estas condiciones se pone en juego nuestra historia, nuestra identidad y nuestra dignidad.

Si se reconocen a nivel de la unión Europea algunas lenguas cooficiales españolas y no se hace con el valenciano, claramente, como lengua propia, diferenciada e independiente habrá que votar no a la constitución europea.

cites

El padre Fullana fue un auténtico Quijote que se lo jugó todo por su dama la lengua valenciana
B. Rubert Candau (Las Provincias, 14.11.1971)

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