Per Baltasar Bueno
La misión de la Filología es parecida a la de la geografía en sus respectivos campos de la lengua y de la tierra, pero los geólogos no pretenden intervenir, modificar la formación y evolución de la tierra, ni mucho menos formar ellos la tierra o substituirla por otro planeta”, decía Miquel Adlert Noguerol.
Los filólogos catalanistas se creen amos y señores de la lengua. Son fundamentalistas, doctrinarios, dogmáticos. Piensan que están en posesión de la verdad absoluta y nadie más puede opinar sobre ella, ni tomar ninguna decisión que le afecte.
Se apropian de algo que es nuestro, de todo el pueblo, forjado de generación en generación por los valencianos -ibero-romanos-musulmanes- a lo largo de la historia en este territorio, idioma cocido aquí “in se et per se”.
Sólo ellos y la falacia de la “comunitat cientifica internacional” -donde se les ha rayado el disco- tienen derecho a hacer y deshacer, a atar y desatar, a crear dogmas totalitarios.
Un idioma no es producto de la ciencia, ni de los científicos, ciencia y científicos deben estudiarla. En todo el mundo -menos aquí, tierra de maricomplejines PP y catalanistas PSOE- los filólogos se limitan a analizar las lenguas, a estudiar su historia, comportamiento y su evolución.
Los filólogos catalanistas no ven nunca que nuestros escritores clásicos del Siglo de Oro, el XV, llamaban siempre a la lengua, valenciana.
Sanchis Guarner, al estudiar la obra traductora de Fray Bonifacio Ferrer, silenció que dice en su colofón: que la había traducido “de lingua latina ad valentinam linguam”. Dato tan importante para cualquier investigador, Guarner lo silenció.
La Filología, los filólogos, han venido al mundo muchísimos años después de que naciera y existiera la Lengua Valenciana, por lo tanto no la han creado ellos Es propiedad original del pueblo valenciano
Los filólogos no deben decir al pueblo cómo debe hablar o cómo debe escribir, sino analizar cómo habla y cómo escribe.
Y muchos menos, los filólogos deben obviar el tronco de donde procede nuestra Lengua Valenciana, que como cualquier otra lengua románica, viene del latín. Somos hijos del latín, con poso de la lengua ibérica e importantes aportaciones y préstamos lingüísticos árabes, pero no es hija la nuestra de la catalana, como se empeñan en decir los catalanistas, “Ambiciones” incluido.
Está claro, en palabras de Adlert, que estas maniobras catalanistas son actos de dominación que intentan imponer “una lengua que no es la nuestra” e imponer otra, románica también, pero catalana. Es el totalitarismo lingüístico.