Per Baltasar Bueno
El alcalde de Calvià, Mallorca, Carlos Delgado (PP), los tiene cuadrados y bien puestos, como los del caballo de Espartero.
Creo que es uno de los pocos alcaldes con lo que hay que tener en el PP, sobre todo en el área de lo lingüístico.
El hombre, recogiendo el sentir de la mayoría de los militantes del PP de las Islas Baleares, ha iniciado una cruzada contra el catalanismo y para pedir que se modifique el Estatuto de Autonomía Balear y a la lengua autóctona no se le llame catalán, sino menorquina, mallorquina e ibicenca.
Aunque los políticos van de modernos, el pueblo balear va de realista y de amante de su historia, lengua y tradición. Le dicen a su lengua en cada isla como lo que es: menorquí, mallorquí e eivissenc. No les da vergüenza, pues así ha sido toda la vida y es una de sus señas de identidad.
Para que vean el totalitarismo lingüístico de los catalanistas en las Islas Baleares, desde ayer, por decreto, todos los funcionarios públicos, médicos incluidos, tienen la obligación de dirigirse y responder a los ciudadanos, sean locales, nacionales e internacionales, “en catalán”.
En el 90 por ciento de los colegios de las Baleares, sólo se puede estudiar en catalán. Los castellano-parlantes no tienen opción a ejercer su derecho constitucional en España de elegir la lengua en la que quiere recibir la instrucción.
Esto que a usted le puede escandalizar, pronto va a llegar a la Comunitat Valenciana, donde, que sepa hasta el momento, no hay ningún alcalde de Calvià, que, como el de Móstoles, se plante ante el invasor y le declare la guerra.
La de Carlos Delgado no es una guerra solo contra el catalanismo, sino contra la pasividad de su partido, el PP, ante el totalitarismo lingüístico, contra la invasión e imposición en tierras baleares de una lengua que no es la suya propia. Y lo hace por dignidad y honor, atendiendo una preocupación general del pueblo.
Esa inquietud del pueblo se ha visto reflejada en una reciente encuesta por la cual el 82 por ciento de la población mallorquina apoya la libre elección de la lengua en la educación. Un porcentaje que asciende al 92 por ciento en el caso de los simpatizantes del PP.
El alcalde de Calvià ha exigido a la cúpula de su partido en las Islas Baleares que resuelva el doble problema: la catalanización, el acoso a la lengua castellana y castellano-hablantes y el divorcio existente entre dirigentes y militantes del PP.