Per Baltasar Bueno
Las manipulaciones, tachaduras, supresiones y omisiones que el director del Archivo de la Corona de Aragón en Barcelona, Próspero de Bofarull y Mascaró, hizo sobre el ‘Llibre del Repartiment’, que, como saben, para el presidente Camps es “el acta fundacional del pueblo valenciano” en atrevida expresión, hizo que todos los que le siguieron y copiaron como monos alteraran la “verdad científica” de la historia.
Uno de los que fue arrastrado al engaño y en su obra transmitió la bola fue don Teodoro Llorente, quien con Bofarull, dice que al repartir el botín Jaime I en Valencia dio 1.018 casas a los catalanes y 597 a los aragoneses, dando a entender que fueron mayoría catalanes los que acompañaban al monarca aragonés en la reconquista del Reino Moro de Valencia, lo cual es falso, pues Bofarull para que le cuadraran las cuentas catalanistas se puso a tachar como un loco numerosos asientos correspondientes a navarros y aragoneses.
La catedrática de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza, la valenciana Amparo Cabanes, (‘Geografía y repoblación’. Alicante 1984) es la que mejor ha estudiado el ‘Llibre de Repartiment’, y le salió que a aragoneses les dio 620 casas, a catalanes 383 casas y a franceses 80 casas, siendo imposible identificar los titulares de otras 800 casas.
Se trata de unas 2.000 personas llegadas de fuera a una ciudad en la que había unos 20.000 moros, lo que viene a ser solamente un 10% del censo de la ciudad. Así que de repoblación de mayoría catalana, nada.
Y en cuanto al “acta fundacional” a la que mal se refiere el presidente Camps, tampoco. Es una soberana metedura de pata, pues el ‘Llibre del Repartiment’ es simplemente el libro registro del botín robado a los moros por los cristianos. Lo que sí podría considerarse acta fundacional, si se empeña, en este caso del nuevo régimen político nacido del golpe militar que dio aquí Jaime I, la primera legislación que impuso, los ‘Fori Antiqui Valentiae’, los Furs de Valencia, que recogía parte de las normas y costumbres de los árabes valencianos, quienes llevaban aquí viviendo más de 500 años, y cuyo texto, palabras textuales del rey, comienza diciendo: “Vocamus et volumus ut regnum Valentiae appelletur…” (Queremos que se llame Reino de Valencia).
Yo de Camps, en vez de jugar tanto al tenis, dejaría de hacer caso a los catalanistas y buscaría en buenas fuentes las cuestiones referidas a la Lengua, Historia y Cultura Valencianas, donde hace agua por todas partes.