Per Baltasar Bueno
El Instituto Valenciano de Arte Moderno, bajo la dirección de la consellera de Cultura, Trini Miró, del PP, se ha convertido en un Centro de Adoctrinamiento Político, curiosamente a favor de la izquierda y contra los intereses de la derecha.
Como la señora de cultura no entiende mucho, ha dejado pasar una exposición, vomitiva por cierto, del colombiano Fernando Botero, el de las figuras grotescas y filiación izquierdista, que fíjense cómo será de revulsiva que en la misma entrada te avisan de que las imágenes que va a contemplar pueden herir seriamente la sensibilidad del espectador.
Tan fuertes son las pinturas y dibujos que nada más comenzar a uno le entran ganas irrefrenables de desistir en el empeño de verla y se sale a la calle, porque aquello es un bombardeo de mensajes partidistas contra la violencia de la derecha.
Se basa la muestra en la prisión de Abu Ghraib y las torturas a las que fueron sometidos por parte de algunos soldados estadounidenses presos de la cárcel iraquí, pero en la citada exposición a Botero se le ha olvidado, por ejemplo, pintar y dibujar sobre la violencia que se da actualmente en las cárceles de Cuba, o la violencia que la izquierda practicó contra la derecha en la pasada guerra civil.
Toda persona sensata y en sus cabales, con dos dedos de frente, está contra todo tipo de violencia, porque va contra la dignidad humana, y porque la violencia engendra más violencia. Pero no solamente hay violencia por la derecha, también la hay por la izquierda, a la de ambas procedencias.
El IVAM está costeado millonariamente con impuestos de los valencianos y allí sólo suelen exponer gentes de izquierda, catalanistas o foráneos, su dirección técnica nunca encuentra autores valencianos para exhibir con orgullo. Es más, suele rechazar obra de escultores y pintores valencianos, de reconocido prestigio, que quieren donarla para que se exhiba o se tenga en sus fondos.
Nació ya mal cuando lo crearon los socialistas, que lo bautizaron con el nombre de un escultor catalán, a pesar de la talla internacional de Pinazo o Benlliure, que bien hubieran podido dar nombre al Museo.
Y luego ha ido de mal en peor, porque son tan modernos los del IVAM que hacen cosas tan estrambóticas y peregrinas como la penúltima hazaña de la Miró, que fue traer la exposición del argentino ése que hace exposiciones colocando caquitas defecadas encima de las imágenes religiosas, después de la escandalosa exposición de meses antes en el Museo del Carmen.