Per José Forés Lahoz
Desde septiembre del pasado año, Canal 9 viene ofreciendo cada domingo un capítulo de L´Alqueria Blanca, una producción propia del grupo RTVV que en la XXVIII Mostra de València-Cinema del Mediterrani obtuvo el premio a la mejor serie valenciana. Como espectador he de confesar mi adicción a la misma. Los guionistas han tenido el acierto de recrear la vida de un pequeño pueblo de la comarca de l´Alcoià, ambientada en los años sesenta. Tomando como pretexto el enfrentamiento entre dos familias representativas del lugar, la escenificación nos muestra los distintos aspectos del cotidiano acontecer local, desfilando de la mano de unos personajes perfectamente caracterizados (tanto en actitud psicológica como en indumentaria) todo aquello que se "cuece" en el bar y el ultramarinos, la creación y los avatares de la cooperativa, la tenaz preocupación del alcalde por sus vecinos, la bonhomía e identificación del cura con sus feligreses, los eternos problemas de la agricultura de secano (sobre todo en lo que concierne a la falta de agua y el parco rendimiento de las cosechas), los entresijos de las ayudas oficiales, el equívoco señuelo de la emigración, las deficientes condiciones de las viviendas, el desaliño urbanístico del pueblo, las historias de amor y desengaños, el modo de asumir (y consumir) el ocio... Todo ello aderezado con unos diálogos chispeantes, mordaces o hirientes en ocasiones, ejemplarizantes en otras, y en todo momento fieles a la realidad vital de la época, intercalando expresiones populares genuinas, autóctonas, que podemos encasillar dentro del carácter de lo pintoresco.
Sin embargo, y como no podía ser de otra manera (tratándose de Canal 9 y de su "amo", el PP, heredero consentido de la catalanización que le legó el socialismo valenciano), el habla de la serie está impregnada de giros y formas léxicas importadas y que por lo tanto no corresponden a lo que se habla en la calle. En valenciano decimos "Ampar" y no "Empar", usamos el artículo neutro "lo" y no su sucedáneo "el"... Y eso de "nosaltres" y "vosaltres", que en L´Alqueria Blanca se repite hasta el hartazgo, molesta enormemente al espectador valencianohablante, ya que a excepción de lo que sostienen unos cuantos esnobs, dichas expresiones son extrañas al pueblo valenciano, por mucho que los "normalizadores" -en especial la endiosada AVL, tan gravosa como inútil gozando como gozamos de la RACV- se esfuercen en predicar. Precisamente Francisco Camps, al referirse recientemente a TVV dijo que se trata de "una televisió que parla de lo valencià...". ¿Ven? Ni siquiera el presidente de nuestro Gobierno autonómico puede prescindir de ese "lo" tan valenciano que los adeptos del IEC odian y han proscrito, tan esencial -antigua como actualmente- que hasta campea en el frontispicio de una de las obras cumbre de la literatura valenciana, Tirant lo Blanch. Y es que una cosa está clara: nuestros políticos hablan valenciano
pero escriben en lengua distinta, como demostré el 18-11-03 en uno de mis "Migueletes" semanales en el periódico que en 1905 fundara Torcuato Luca de Tena.
Las dos familias sobre las que básicamente gira la historia de L´Alqueria Blanca son los Falcó (de la clase social alta) y los Pedreguer, campesinos de esos de "collir i fregir". Por cierto que Falcó es el nombre de la alquería del siglo XVIII situada en el camino de Moncada-Valencia, edificio de dos plantas que en la Feria Internacional del Campo que se celebró en Madrid en los años cincuenta y sesenta se convirtió en el pabellón representativo de nuestra agricultura, mediante réplica exacta levantada por la Cámara Oficial Sindical Agraria de Valencia (a la sazón presidida por José María Fernández de Córdoba), como ahora me es dado rememorar a la vista de la crónica que el 4 de junio de 1959 publicamos en Hermandad, el semanario nacional de los labradores españoles.
Y curiosamente con el mismo nombre de L´Alqueria Blanca existió un poblado dentro del término de Quartell, que antiguamente dependió de Sagunt y Benavites.
Al contrario de lo que ocurre en la serie que comentamos, la novela costumbrista homónima L´Alqueria, de Obdulio Jovaní, está escrita con absoluto respeto a la lengua valenciana, no en vano el autor es un perfecto conocedor de la misma, azote incansable de sus detractores. Y prueba de ello es el Premio Feases de Novela que hace un par de años le concedió la entidad cultural valenciana El Piló. Como escribió en estas mismas páginas -"Des de l´Andana"- Manuel Casaña Taroncher, "després d´haver-li llegit la seua novela L´alqueria -ans d´haver-li-la premiat en Burjassot-, em vaig quedar maravellat per la frescura i abundancia del vocabulari que l´autor empleava en la seua narració. Ullal cristalí i brollador pareix d´una llengua dolça i clara que domina i proclama i que d´ella està ben pagat. Obduli Jovaní i Puig no és sols un usuari de la llengua valenciana, és un artífex de la paraula, un ferm defensor de son idioma, un lleal lletraferit -conreador honrat- de l´idioma que sa mare li ensenyaria a amar-lo i acaronar-lo com cal". ¡Qué diferencia de léxico entre L´Alqueria Blanca de C-9 y L´Alqueria de mi admirado amigo Obdulio Jovaní, brillante columnista de ABC, laureado poeta y galardonado narrador, el Jaime Campmany de Sant Mateu, nombrado por la Asociación de Escritores en Lengua Valenciana "escritor de l´any 2006"! Lamentablemente en la obra televisiva el idioma valenciano sufre esa agresión que el poder autonómico consiente impávido (y alienta) desde la época de Zaplana, complaciendo servilmente a la izquierda. Agresión similar a la que vienen padeciendo esas pocas alquerías que, al igual que las barracas-reliquias que quedan (y la huerta que las acoge) están siendo borradas del paisaje valenciano por culpa de la voracidad urbanística y el "meninfotisme" de nuestras autoridades.
* Cronista investigador de temas valencianos.