Per Juan Vanrell Nadal
Desde mi añorada Mallorca me llaman amigos entrañables. Están muy preocupados por lo que leen en los periódicos. Ayer noche me llamaron María, Nico y Juan «Joan, això és sa guerra», me dijo María. Parece que la disposición del Govern de exigir el bilingüismo en la enseñanza de las escuelas ha desatado la caja de los truenos. Las huestes pancatalanistas presentan a Matas y Fiol como exterminadores malditos de la cultura balear. Un día sí, y otro también, profesores, grupos escolares, claustros de institutos, colectivos universitarios, alumnos incluidos, vociferan y piden la dimisión del gobierno balear, que, según ellos, nos retrotraerá a la edad de las taulas, los talaiots… El mallorquín, por naturaleza «tan bon al.lot», está atónito ante este maremagnum de improperios y amenazas. «Mai s´havía vist una cosa així a Mallorca»…
Ante tanta algarabía lo que importa es no perder la calma. ¿No somos -o éramos- la isla de la calma? Pensemos serenamente y preguntémonos ¿Actúan legalmente Matas y Fiol? Repaso la Constitución y compruebo que su actuación es completamente legal: «El castellano es la lengua oficial del Estado… las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas autonomías de acuerdo con sus estatutos» (art. 3,1 y 2). «Los profesores y padres intervendrán en el control y gestión de los centros sostenidos con fondos públicos» (art. 27,7). Algo idéntico se lee en el artículo 3 del Estatuto Balear y en el artículo 18 de la Ley de Normalización Lingüística de las Islas Baleares. Los señores Matas y Fiol van cumpliendo correctísimamente la Constitución y el Estatut Balear. Lejos de montarles tanta algarada, encierros incluidos de alumnos en la UIB los profesionales de la educación deberían colmarles de parabienes por cumplir lo que gobiernos precedentes se olvidaron de hacer debidamente.
Muchos entendemos por qué grupos políticos y sectores universitarios y docentes en vez de felicitar a quienes cumplen la Ley los colman de improperios. Me pregunto si se trata de personas auténticamente mallorquinas. Por lo natural los hijos aman, respetan y defienden a sus padres. Mallorca y su habla es nuestra madre telúrica, parte integrante de nuestra vida y de nuestra alma.
Somos tan antiguos y tan nuestros como el mundo. Es verdad irrefutable que el siglo XIII no estaba constituido el Estat Català. No se entiende la obcecación de esos mallorquines empeñados en decir que el mallorquín es catalán y que somos «catalanes de Mallorca». Estos políticos, estos universitarios, estos profesores que tergiversan la historia ¿aman de verdad a su tierra? ¿Aman a su lengua, sus tradiciones, sus señas de identidad? ¿«Dins quin cap cap» que alguien salte de gozo y de gratitud porque un vecino le ha usurpado la propiedad multisecular de la familia? Porque esto, y sólo esto, es lo que está pasando con el expolio de nuestras ancestrales señas de identidad.
No es cuestión de vociferar, ni de encerrarse, ni de quemar símbolos. Es cuestión de serenidad y sensatez. Estudiemos tranquilamente la Historia. La real, no la que alguien quisiera que fuera. Esta Historia evidencia que las Baleares, institucionalmente, son muchísimo más antiguas que el actual Estat Català. Evidencia que cuando la reconquista del Rey en Jaume d´Aragó, los mallorquines hablaban su propia lengua romance, muy parecida a la del monarca. Evidencia que esta lengua siempre se ha llamado mallorquín… Sólo hace unas décadas que unos «iluminados» van esparciendo que lo que durante siglos, todos han dicho que era mallorquín, era y es catalán.
Matas y Fiol van demostrando que aman y que defienden lo nostro. Lo hacen desde la más absoluta legalidad. Merecen el aplauso y la felicitación del pueblo balear. Desde esta líneas quiero transmitirles la mía propia, efusiva y sincera. Seguro que el buen pueblo mallorquín, tan callado, sufrido y sensato, se la dará también el próximo 14 de marzo. Este pueblo sencillo está con los gobernantes que de verdad defienden lo esencialmente suyo. Nada más suyo que su lengua, su cultura, sus tradiciones, sus señas de identidad...
Articul publicat en el periodic “El Mundo” de Baleares, el 25.2.2004.