Estructura del Judaísmo. Capítulo 14

Per Eliseo Forcada Campos

Sin embargo aunque este espíritu de San Pablo fue comprendido en los primeros siglos, y los judíos eran considerados como hermanos díscolos, desapareció cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano. San Pablo más que ningún otro habla del papel de este pueblo en el plan de salvación divina y él está convencido de que el cisma de Israel, forma parte del plan de Dios, para llevar la salud a los gentiles. Está claro que Pablo predicó el Evangelio a los gentiles, pero sólo después de que la Sinagoga lo hubo rechazado. Pudo apreciar, que el pequeño número de judíos de las comunidades que el visitaba, hacía aparecer a la fe cristiana más universal.

La independencia de la Ley y la adaptación de la Iglesia a las comunidades locales, fueron posible porque la Sinagoga estuvo al margen del movimiento cristiano, no evolucionó, paradójicamente se podría decir, que el fallo que tuvieron los judíos fue la salvación de los gentiles.

En la carta a los Romanos, Pablo está convencido, que el cisma de Israel, prolonga el día de la salvación, el tiempo de la Iglesia, que prepara la parusía de Cristo. En la carta a los de Tesalónica, habla de los signos que precederán a la segunda venida, y particularmente señala la aparición del Anticristo. Algunos estudiosos modernos, dicen, que lo que retrasa el final de la historia, es la todavía incompleta misión de la Iglesia. Esto corresponde a lo que decía San Mateo, “El Evangelio del Reino será predicado a todo el mundo……..y entonces vendrá la consumación” Pablo da la impresión, de que si los judíos hubieran aceptado el Evangelio cuando se predicó, entonces se hubieran cumplido todas las promesas hechas por Dios y el Señor hubiera vuelto. Pero la duda de Israel, es el retorno de Dios, o sea, que tenemos el tiempo a nuestro favor.

Primeramente fue la ceguera de los judíos la que retrasó la venida del Señor, y es ahora la ceguera de los gentiles la que retrasa la conversión de Israel. Del mismo modo que los gentiles deben confesar, que la salvación les ha venido de los judíos, así ellos deben esperar a la conversión de todas las naciones gentiles. La mayoría de los teólogos de nuestros días, aceptan sin lugar a dudas, que Pablo anuncia a los Romanos la última salvación del pueblo judío. Así expone en su Carta, que la fidelidad de Dios a sus promesas, excede siempre lo que la equidad humana podría esperar de ella, “porque no quiero hermanos que ignoréis este misterio, para que no presumáis de vosotros mismos, que el endurecimiento vino a una parte de Israel, hasta que entrase la plenitud de los gentiles, y entonces todo Israel será salvo” (ROM 11,25-26).

No se trata de una revelación hecha a Pablo. Más bien es la fe inspirada en el espíritu, la que le hace ver que Dios no abandonará a su pueblo, ni siquiera a la parte infiel, a los poderes de las tinieblas y la destrucción.

Eliseo Forcada Campos
Asociación Cultural Cardona Vives

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