Per Eliseo Forcada Campos
Los cristianos por ejemplo, cambiaron la celebración de la Pascua, ellos han suprimido el arrodillarse en sus oraciones. No obstante teólogos judíos modernos ven al cristianismo, como un complemento a su religión porque después de todo el nombre de Jesucristo ha servido para que todos los pueblos de la tierra conozcan a Dios.
Es difícil resumir la Historia del Pueblo Hebreo, durante los 2OOO años que ha vivido errante. El historiador Eusebio de Cesárea dice que el Emperador Constantino afirmó: ”Nada tenemos nosotros en común con nuestros enemigos los judíos”. En el Edicto de Milán se aseguraba a los romanos libertad de conciencia, pero ya que el poder quedaba en manos cristianas, se trató de evitar que esa libertad llegara a manos hebreas.
Desde entonces el odio, la traición, la venganza imperó entre todos. Las leyes que impedían su actuación fueron cada vez mayores. Con la invasión de los bárbaros no mejoró esta situación. El Papa Gregorio I (año 604) protestó por la injusta medida de bautizarlos a la fuerza. En el Concilio de Toledo (633), presidido por San Isidoro prohibió que fueran obligados a convertirse al cristianismo.
Posteriormente los judíos favorecieron la entrada de los árabes en España y se encargaron de custodiar las ciudades conquistadas por ellos. De esta forma las tres culturas fueron creciendo y desarrollándose juntas. Esta libertad es la que construyó posteriormente la Edad de Oro del Judaísmo; este mismo desarrollo lo encontramos en Alemania y también en Francia bajo Carlomagno.
Esta situación poco a poco se fue deteriorando, bajo las más diversas acusaciones, pero sobre todo por la envidia causada por el auge económico. Las Cruzadas nacieron así, con el odio grabado en sus espadas. En 1094 Godofredo de Bouillon, al partir a la Primera Cruzada, dijo que vengaría la muerte de Jesús, no dejando un judío vivo. Antes de su partida ya fueron eliminadas algunas comunidades como la de Mainz. La comunidad ashkenazi conmemora estos hechos con una oración del rito Sabático. Las mismas crueldades se repitieron en las siguientes Cruzadas. Inocencio III, en 1216, prohíbe bautizar a los judíos a la fuerza, robarles y además que sus cementerios sean respetados.
La principal acusación fue de la de usura. En todos los idiomas del mundo esta palabra siempre ha sido denigrante. La doctrina de la Iglesia siempre ha sido muy flexible a este respecto, aunque siempre ha condenado la usura excesiva. En la Edad Media a los cristianos les estaba prohibido comerciar con dinero y entonces acudían a prestamistas hebreos.
Originariamente, en su nación, ellos siempre habían sido agricultores y artesanos, aunque siempre han tenido condiciones para los negocios. De todas formas no se debe tener en cuenta esta falta porque los nobles cristianos también la practicaban. No obstante muchos se hicieron acreedores de los judíos e incluso los nombraron sus administradores.
El Concilio Lateranense IV (1215), hizo llevar a todos los judíos un signo para que se les distinguiera, más tarde se les obligó a vivir en barrios separados. Esta práctica se estableció en toda Europa, posteriormente se llamaron ghetos, bien por el nombre de barrio que les fue asignado en Venecia en el año 1516, o bien por que en hebreo el sonido “get” significa “separación”
Eliseo Forcada Campos. Asociación Cultural Cardona Vives