Per Cesáreo Jarabo
Los hechos que acaban de suceder en Honduras han puesto de los nervios a los medios del sistema y al propio sistema en todo el orbe.
Mientras Manuel Celaya, el presidente expulsado del país hermano, se entrevistaba con los títeres marxistas de Venezuela, Nicaragua y Ecuador, el nuevo presidente, Roberto Micheletti, denuncia que las actuaciones del presidente depuesto son las que han propiciado un golpe de fuerza, necesario para evitar la escalada insana de regímenes antihumanos que tienen colapsada la Humanidad entera.
Desconozco la casuística; desconozco la ideología y la proyección de quienes han acabado con el gobierno inicuo de un país hermano; desconozco si la liquidación de un sistema inicuo dará acaso paso a otro sistema inicuo... pero no deja de tranquilizar mi espíritu que felones de la categoría de Chávez, Ortega y compañía, animen a Zelaya ir a Washington para buscar el apoyo del presidente de Estados Unidos quien según Chávez, “puede hacer un esfuerzo mayor”.
Desconozco la casuística, sí; desconozco qué pretende Micheletti; desconozco qué va a suceder en Honduras... Pero nada puede ser peor de lo que ya estamos conociendo a nivel mundial y me llama la atención que personajes, supuestamente enemigos entre sí se alíen contra esta situación... y eso hace renacer la esperanza. ¿Será, acaso éste, el brote verde que nos vienen anunciando?