Entrevista a Ricardo de la Cierva

Per Ricardo de la Cierva

La perspectiva de tanta vida le regala claridad histórica. Advierte del peligroso juego de nacionalismos que atrapa al Gobierno actual. En tiempos tan cambiantes, su coherencia es su mejor valor.

Desde hace 50 años trabaja en la Historia de España. Pero de forma especial. Para Ricardo de la Cierva sólo existe una historia, y el reto es encontrar la verdad que esconde. Esa verdad que se encuentra en cada una de sus 28 obras y que se le escapa siempre que habla.

-¿Cómo califica la relación del Gobierno de Rodríguez Zapatero con sus socios catalanes?

El presidente está entregado a ellos. El señor Maragall depende de Zapatero, y éste, a su vez, depende del señor Carod-Rovira, que es un extremista absoluto. Un separatista. Por lo tanto, es como una rueda, un juego en el que el presidente del Gobierno está absolutamente integrado. Se percibe tanto en los proyectos de ley que ha ido aprobando, como en su desprecio por la alianza del Pacto Antiterrorista y con el Partido Popular. Y se ha unido con los nacionalistas.

-¿Qué opinión le merece el afán de conquista del Gobierno catalán sobre Valencia?

El cuento de los “països catalans” es otra mentira, esa tesis catalanista actual acerca de la Gran Cataluña. Aquello de que incluyen a las Islas Baleares, la Comunidad Valenciana e incluso el Reino de Murcia es degradante. Valencia no es catalana. Fue conquistada por Jaime I, que ni siquiera era catalán.

En cuanto al idioma, el valenciano no es catalán. Se trata de lenguas romances distintas, pero parecidas. La gente que no vive allí no distingue el acento, pero claro que son distintas. Zapatero afirma que no se diferencian en nada, pero también nos demostró en su día cómo habla francés. Vamos, que a los valencianos no se les ocurriría que su lengua es como el catalán.

-¿Recoge Ibarretxe el sentimiento real del pueblo vasco?

Recoge el sentimiento de una parte del pueblo vasco. Las últimas encuestas dicen que la mayoría del pueblo no está a favor de la secesión. El plan Ibarretxe es impresentable. Alarmista. Está fundado sobre prejuicios vascos. Creo que, de momento, no tiene la mayoría pero, si sigue así, no sé si el pueblo vasco estaría preparado para una secesión. Por ahora es imposible, la misma Constitución o prohíbe. También veo cada vez más difícil una tregua con ETA. Mientras en las ikastolas sigan enseñando que hay que odiar a España… Es una situación trágica. Es como si estuviéramos entrando en una guerra.

Libertad de culto y pensamiento

-¿Es el laicismo una nueva forma de religión que coarta la libertad de culto?

El laicismo es algo inocuo. La iglesia ha llamado, de siempre, laicos a los seglares. En la actualidad, ha ganado un sentido peyorativo. Los obispos españoles ven el laicismo como algo agresivo. Es decir, como si arrancara la idea de Dios y de la religión de la sociedad. Es el sentimiento masónico. Se mete en el seno de la sociedad para intentar quitar esos ideales.

-¿Es el actual un momento lógico de extremismo laico? ¿Volverán la libertad de culto y de pensamiento a encontrar su sitio por sí solas?

Lo deseo, pero cada vez lo veo más difícil. De hecho, las religiones se multiplican. Si realmente analizamos a los católicos, vemos cómo la juventud católica está cada vez más apartada de la religión. Es verdad que, por ejemplo, viene el Papa y se vuelca. Pero en el día a día no cumplen con su religión. De hecho, el laicismo está llegando poco a poco. En la Constitución Europea se reconoce. Y eso es una equivocación. Las raíces de Europa están en el cristianismo.

-¿Están el Gobierno actual y sus pensadores manipulando el verdadero sentido de la masonería?

La Logia tiene 2.500 afiliados en España, y la masonería unos 5.000. El mismo número de afiliados que en 1931. Esa influencia de tolerancia que ofrecen es una falsedad… Los papas declararon que la Iglesia y la masonería son incompatibles.

-Si hace más de 25 años la censura era la consecuencia lógica del régimen dictatorial, ¿cuál es hoy la censura moderna?

La censura la suprimí yo cuando en 1973 fui director de Cultura Popular. Por eso me extrañó cuando, hacia los noventa, fui testigo de un rebrote de censura. Escribí un libro sobre la teología de la liberación. Lo presenté en una editorial. De repente, me llamó el presidente de esa editorial diciendo que no podía publicarlo si no suprimía el último capítulo. Luego me fui a otra y también me censuró. De esta manera, tuve que crear mi propia editorial. Hoy en día la censura, en teoría, no existe. En la práctica, sí. Si yo envío un artículo sobre la masonería a determinado periódico, seguro que no me lo publica.

La validez de la Constitución

-¿Exigen los cambios que experimenta la sociedad una reforma de la Constitución?

A mí me da miedo la reforma, porque esta Constitución ha funcionado muy bien. No veo ninguna necesidad de cambiarla. Hablan de la sucesión de la monarquía y no se tiene en cuenta lo suficiente que esa tradición está ahí desde el siglo XIII. Personalmente, no veo esa necesidad y creo que podemos encontrar sorpresas desagradables. Por otro lado, la reforma constitucional requiere una mayoría de dos tercios y no creo que llegue a ello. Me opongo a un cambio.

-Una figura consagrada en la Constitución es la Monarquía. Si de los actos del Rey no se puede extraer responsabilidad jurídica, ¿no es su papel más ficticio que real?

El Rey no tiene responsabilidades jurídicas. En la República, el Jefe sí, e incluso fue destituido. Pero el Rey, en nuestro caso, posee un importante poder moderador. Arbitra y modera el funcionamiento de las instituciones. Uno de los casos en los que cobró vital importancia fue en el golpe de Estado. El Rey, además, tiene responsabilidades históricas.

-¿Debe la Monarquía, si no desaparecer, sí adaptar su papel a las nuevas necesidades?

Con todo respeto, no hay nuevas necesidades. La ley del “matrimonio” entre homosexuales es antinatural, repugnante. Se trata de nuevos disparates. A eso no se le puede llamar matrimonio, porque no lo es. No se puede ir contra la naturaleza. Traerá sus consecuencias…

Lecciones de Historia

-Hay muchas corrientes historiográficas. Con la experiencia de toda una vida, ¿cuál es la corriente verdadera?

Corrientes historiográficas hay muchas. Pero, como dirían los ingleses, la historia es “contar lo que pasó”. Hacer lo que hizo Tucidides, mi gran maestro. De hecho, aspiro a acercarme a ese ideal. En España hay una larga lista de historiadores, desde Menéndez Pidal hasta Miguel Artola… La Historia ya está inventada. Hay que dar espacio a la economía, a la cultura… A los reyes, a las batallas. No llenar la historia de mentiras. Hay que reflejar la realidad. La naturaleza de lo real. Es decir, la Historia ya está inventada. No ha sucedido más que de una forma y hay que encontrar la verdad.

Esto se hace mediante análisis profundos de distintas fuentes. No se puede caer en la falsedad y la mentira. Tucidides hace historia contemporánea. Lo que no ha visto, no lo cuenta. Si tenemos fuentes, tenemos perspectivas.

-Si la memoria es la garantía de la sabiduría, ¿cuál es la lección más importante que ha aprendido como historiador?

La lección más importante es, sin duda, el nacimiento de Cristo. Ése es, para mí, el momento cumbre de nuestra historia. Nacemos como cristianos pero también como historiadores. Tenemos los Evangelios y la presencia de Cristo en la historia es demostrable. Tácito habló de él refiriéndose a “un tal Cristo”. Esto es para mí, como cristiano, lo más importante. Después, como español, destaco dos grandes acontecimientos: el primero, la batalla de las Navas de Tolosa; gracias a ella, no somos islámicos. Y el segundo, el descubrimiento de América en 1492.

-De todo lo vivido en primera persona, como político, ex ministro de Cultura e historiador, ¿qué momento pudo ser de otra manera distinta a la que fue?

No soy determinista. Creo que las cosas pudieron ser de muchas maneras. Pero bueno, tal vez el 19 de febrero de 1936, el día en el que se celebraron las elecciones en las que vence el Frente Popular. Aquí se consuma la alianza entre los comunistas y el PNV, partido que era católico y moderador. Si esa alianza se hubiera hecho con la derecha, la historia de España habría sido distinta y no habría habido Guerra Civil.

Entrevista feta a D. Ricardo de la Cierva per Julia Urgel i publicada en la revista “Época”, dins del suplement “Especial Comunidad Valenciana”, l’any 2005.

cites

La lengua valenciana difiere bastante de la catalana para poder permitirse gramática y vocabulario propio si sus literatos quisieran construirselos, como lo han hecho los catalanes a la suya (...) En el caso Valencia-Cataluña, lo importante sería no la similitud, sino la diferencia de las lenguas y la conclusión sería, no la similitud sino la diferencia de los pueblos
Salvador de Madariaga

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