Per Juan Ferrando Badía
Los catalanes en la conquista y en la repoblación no llegaban – según Ubieto y Cabanes – a la cuarta parte del total de los colonizadores asentados en la capital, porción aún mucho más pequeña del total de sus habitantes después de la conquista, habida cuenta de la masa árabe que en ella permaneció. Y Jesús Ernesto Martínez Ferrando dice que, “a pesar de las expulsiones reiteradas y fugas que se produjeron en la población musulmana una vez conquistado el Reino de Valencia, puede decirse que todo el territorio continuó siendo islámico, dada la singular mayoría sarracena que permaneció en él, sometida a los nuevos dominadores. La repoblación cristiana del país se efectuó a través de un proceso lento y complicado; y así, vino a ocurrir que la población del reino experimentó sensibles fluctuaciones desde el siglo XIII, a través de éxodos en masa tras repetidas y violentas insurrecciones, de nuevas repoblaciones musulmanas, de emigraciones en periodos críticos de amenaza y peligro para los árabes”. En 1270 lamentábase don Jaime de que sólo treinta mil cristianos habían acudido a repoblar el reino de Valencia, siendo así que su deseo hubiera sido que lo hicieran cien mil. Por ello había vuelto a repoblar con sarracenos algunas zonas y muchas alquerías, en 1258. De hecho, los cristianos conquistadores sólo constituyeron, sobre la gran masa de población árabe, una superestructura dirigente, según don Santiago Sobrequés, y lo mismo afirma Font Rius (“La reconquista y repoblación de Levante y Murcia”, Zaragoza, 1951), así como Felipe Mateu y Llopis en “La repoblación musulmana del reino de Valencia en el siglo XIII y las monedas del tipo almohade”.
¿Si no existieron mozárabes… como pretenden ciertos historiadores y si no se hablaba la aljamía – su romance propio -, y si los pobladores en su mayoría eran aragoneses por qué se tradujo tan pronto – 1261 -, en valenciano, “Els Furs”? Y si con la invasión del rey aragonés desaparecieron todos los pobladores árabes – como se dice – nos preguntamos ¿Cómo a comienzos del siglo XVII – bajo Felipe III – el virrey y capitán general de Valencia, Juan de Ribera, expulsó a los moriscos del reino de Valencia? ¿De dónde habían surgido estos levantinos moriscos que eran reacios a su conversión al cristianismo? Por otro lado es de sobra sabido el gravísimo quebranto económico-agrícola que produjo la expulsión de los moriscos…
Concluyamos exponiendo una grave duda que nos invade ¿qué pretenden aquellos que niegan la existencia de la mozarabía valenciana? Evidentemente si no existían mozárabes, la tesis de la “derecha jordipujolista valenciana” se confirmaría, a saber, que hablamos catalán y ello gracias a los invasores; pero tras esta negación se oculta algo muy importante a saber: si no existían mozárabes ¿Cómo se puede afirmar que cuando llegó el rey don Jaime con sus huestes aragonesas y catalanas – más lo primero que lo segundo – el “romance” que hablaban ciertos pobladores valencianos era semejante al de los conquistadores? Si se confirma esta hipótesis: la de que, aparte del árabe se hablaba también un “romance” por los supuestos mozárabes – del que luego se derivará ya nuestra lengua… - caería por su base la afirmación de que el valenciano lo trajo Jaime I y que fuera un dialecto del catalán.
El propio don Jaime, en su Crónica, se refiere en varias ocasiones a los mozárabes valencianos que le apoyaron también en sus incursiones bélicas. Los mozárabes valencianos ayudaron al Cid, luego al rey de Aragón, Alfonso el Batallador en 1125 y más tarde – ya a fines del siglo XII – al también rey de Aragón, don Alfonso II. De tal manera que sin el apoyo de los mozárabes valencianos no se hace comprensible el éxito que el Cid y demás reyes tuvieron en sus incursiones por los reinos taifas valencianos… pero es que se hace impensable que el Cid restituyera con éxito el culto cristiano en la ciudad de Valencia, en Almenara, en el Puig, en Murviedro… A mí tan sólo me cabe preguntar ¿A quién beneficia la negación de la existencia de la mozarabía valenciana?: A las tesis pancatalanistas propugnadas por la derecha “jordipujolista”; luego los que las defienden son su “manolonga”, su proyección…, se prestan a su juego… Les denominaremos como la derecha “jordipujolista” valenciana.
Juan Ferrando Badía. Catedrático Emérito de Derecho Constitucional y Ciencia Política. Universidad “Rey Juan Carlos” (Madrid). Doctor Honoris Causa.
• Articul publicat en el periodic “Diario de Valencia”, el 19.4.2003.