Per Cesáreo Jarabo
El 17 de Octubre de 2009 ha sido un gran día en el que una ingente cantidad de personas, que a Dios Gracias ha perdido la vergüenza, se ha congregado en Madrid para clamar contra el genocidio estrella de la democracia: el aborto.
Dos millones, un millón.... cuatro personas... da igual su número, han perdido la vergüenza, sí, ya era hora, y han provocado cierta incomodidad entre los genocidas, que han destinado a los mismos toda su atención.
Les preocupa a los genocidas que el pueblo empiece a perder la vergüenza, porque ellos, que no es que hayan perdido la vergüenza, sino que son sinvergüenzas, han interpretado el asunto con la sinvergonzonería que les caracteriza, y confundiendo “perder la vergüenza” con “ser sinvergüenzas”, han hecho manifiesto acto de presencia en la convocatoria, ensuciando un acto limpio, con el único fin de seguir manipulando... de seguir asesinando impunemente.
Sí, los genocidas también estaban en una convocatoria en defensa de la vida; a ella han asistido los responsables directos del genocidio durante ocho años. Sí, significativas representaciones del PP han ensuciado un acto al que no habían sido invitados.
La jugada es manifiesta; resulta imprescindible que tal haya ocurrido para que el sistema genocida siga proporcionándose a sí mismo argumentos. Hasta tal extremo llega el asunto, que la Bibi, la “menistra de igual-da”, en manifiesta connivencia con el PP, ha aprovechado la puesta en escena de éstos genocidas sinvergüenzas para proclamar una manifiesta mentira destinada a embotar más si cabe la mente de los tiranizados; a saber: que el PP encabezaba la manifestación.
Mentira del PSOE, porque no es cierto que el PP encabezase nada... ni que convocase nada... ni que apoyase nada; mentira del PP consciente de que su presencia era necesaria para el sistema y perjudicial para los defensores de la vida; mentira del sistema opresor. Todo está en sazón. La única verdad que ha dicho la Bibi: que durante los gobiernos del PP se cometieron 500.000 asesinatos de nonatos. Verdad que sería suficiente si, además de perder la vergüenza, el pueblo español tomase un poquito de mala leche.
Las asociaciones provida deben evitar que ésta gente se luzca en actos como este, como las asociaciones laborales (por cierto, inexistentes), tendrían que evitar la manipulación llevada a cabo en ese campo por los parásitos sindicales. Ni unos ni otros defienden lo que dicen, sino que se limitan a manipular para seguir parasitando.
Se hace necesaria una acción directa en defensa de la vida y en defensa de la dignidad. Se hace necesario desenmascarar, marginar, y condenar a lo que proceda a los culpables del genocidio y del expolio. Y eso depende del pueblo español en exclusiva; sin partidos genocidas, sin sindicatos parasitarios... sin tiranos.