Per Ricardo García Moya
Hay una tonadilla del “curru” (chulo catalán) que podría cantar Carod-Rovira si visitara Valencia. Lo de “curru” no es lexema ancestral, al venir del adjetivo castellano “currutaco” y del valenciano “currutac” (“moda a lo currutac” León, C.; Soliloqui, Valencia, 1802). En la Biblioteca de Cataluña conservan la estampa de un “curru” tocado de barretina y esgrimiendo una gran navaja; imagen que podría ser la de Carod ante los blandos valencianos. Envalentonado, nos cantaría esta letrilla: “Carod so mol guapu, / per si a mi algú am busca, / am alguna murfa / li rompu al servell: / que cridi la guardia / que Deu m’asistesca / que moc molta gresca / cuan tallu clatells” (Cansó al curru. Barcelona, Imp, José Torras, 1857). Sólo he sustituido “perque” por Carod, respetando la morfosintaxis catalana del XIX; antes de que la reforma de Milá i Fontanals vampirizara la lengua de los clásicos valencianos.
Carod iría a la Lonja, sabiendo que hasta Corominas defiende la morfología “llonja” en valenciano: “no sólo es legítimo, sino que no creo que nadie haya planteado rechazar su uso” (DECLLC) ¡Vaya sorpresa que se llevaría Carod! La eficiente Rita se le había adelantado al catalanizar como Llotja el sustantivo ¿Será un error, meditaría el cafre expansionista? A cada zancada constataría el asesinato del idioma. Hasta en los autobuses municipales leía “cotxera”, marginando la voz valenciana “cochera”. Sonriendo, diría:
“¡Vaya con la noia Nolla, nos ha resuelto el problema! Carod conocía que la alcaldesa se caracterizaba por su habilidad en lograr que el AVE llegara a Valencia más tarde que a otra ciudad importante, igual que los platos fuertes: Capitalidad cultural europea, Olimpiadas, Exposición Universal, boda real...; pero, eso sí, Carod reconoce que para gastos de “retolació” en catalán, Rita siempre dispone de millones de euros, aunque la iglesia de los Santos Juanes se caiga de mierda o tengamos el casco antiguo más abandonado de Europa (válido para ambientar Mortadelo y Filemón). No me sorprendería que Carod, en el Forum Barcelona 2004 (cuyo fin es divulgar intemacíonalmente el proyecto independentista de Cataluña, con nosotros dentro), propusiera a Nolla como “Núvia del Principa”
¿Por qué impone Rita el catalán? Se supone que en algún momento le habrán consultado: “Sinyoreta ¿li fiquem els ròtuls en idioma valenciá; Llonja, carrer del Rellonge, Milacre, Peixcateria, Cochera, Conjunt deportiu la Pechina; o preferix vosté el catalá, com si fora el Carod de Barcelona? Y Nolla, quizá, respondería: “¡Por los cojones de Wifredo el Peludo! ¡Aquí se ‘normalitza’ todo, así que me ponéis Llotja, Rellotge, Miracle, Pescateria, Cotxera, Complex esportiu la Petxina!” La alcaldesa ha hecho el trabajo a Carod al imponer morfologías como “cotxera”. Esta familia léxica procedente de Hungría o Eslovaquia se extendió por las neolatinas hacia el 1560, originando los franceses “coche, cocher, cochère”; y los valencianos “coche, cocher, cochera”, como demuestra la documentación: “coche chic, cochero de quatre cavalls” (Pou: Thesaurus, 1575); “guarnir carroces, coches, lliteres” (ARV Governació, 2684, m, 11, £.25, 1607); “cochero, auriga” (Exulve: Praeclarae artis, 1643); “lo cochero” (BUV Morlá: Ms. 666, h.1649); “no puguen anar en coche” (BNM. VE-1346, Jurament Jurats de Valencia, 1651); “sis mules en los coches, ni los cocheros descuberts” (Real Pragm. Imp. Esparsa, 1654); “eixir coches per la porta” (ARV Generalitat, prov. 1678, Sg. 3221); “el coche fa molt ruido” (Dolz: Orac.a Mn,G. Riudaura, 1706); “aná al Parais en un coche” (Coloqui de Tito, 1789); “als cocheros / dels que solía delmar” (Martínez: Nelo el Tripero, 1792); “venien tres coches” (B, Nic. Primitiu, Ms.419, a,1795); “coche del intendent” (B. Nac. Ms. 3905, 1801); “coche de cuatre rodes” (El Tabalet. Valencia 1847); “tartanes o cochens” (Casademunt: Bateig en Burriana, 1871); “y un cocheret” (Bellido: Un francés de Rusafa. 1876); “ixc del coche” (Millas: Els microbios, 1884); “viu en una cochera” (Semanari El Cullerot, Alacant, 17/04/1898); “els cochers ya els tenim” (Peris Belda: La sal de la figuera, 1917); “coche, cocher, cochera” (DRACV 1997).
Carod verá en Canal 9 el catalán “planxada” en textos publicitarios que fomenta Camps; prohibiendo los valencianos emparentados con el francés “planche” y documentados desde el clasicismo: “plancha de plom” (Roig: Espill, 1460); “plancha de plom” (Porcar: Coses 1599); “forrellats de plancheta” (ARV Act. Generalitat, prov. any 1657); “no planchen be la roba” (Paper gracios pera contrafer, 1741); “una volta em va planchar” (Millas; Agensia de criaes, 1874); “sap planchar” (Lladró: El titot de Nadal, 1876); “estic farta de planchats” (Thous: De Carcaixent 1896); “plancharli la roba” (Paris: El dolor de fer be, 1921); “la planchadora Pilar me diu” (Ivars, A.; Diari,21 juliol 1936); “plancha, planchar” (DRAGV, 1997). La alcaldesa comparte odio al valenciano con individuos como Carlos Fabra o Julio de España. Así, en el mensaje navideño, Julio escupe la corrupción catalana “vuitanta” (Levante, 24/12/03). Del latín “octo”, el idioma valenciano culto mantiene los cardinales huit, dihuit, huitanta; el ordinal octau; el partitivo huitena, etc.; aunque los Carlos Fabra, Rita o Juliet (mientras no les toquen poltrona y millones), seguirán burlándose de la lengua valenciana y su documentación: “huytanta anys” (Roig: Spill, 1460); “que sien huit” (Martorell, J.: Tirant, 1490); “la huitena part” (Archiu Patriarca. Inv. mort de Jaume Roig, 1478); “era hu dels huit canonges” (Blanquerna, trad. al valenciá, 1521 ); “huit soldats de Altea” (Ord. costa R. de Valencia,1673); “huitanta mil persones” (Bailester: Ramellet, 1667); “lo dia huit” (Pregó Canonizació de S. Pere Pasqual, 1674); “siscents huitanta” (Llibre est. Peniscola, 1701); “el Papa Alexandre Huit” (Iesus, J.: Cielos de Fiesta, 1692), “en la huitava” (Liern: La mona de Pasqua, 1862); “menjaves huitenes, y ara vols bollo” (Martí Gadea: Tipos, 1908); “huit, huitanta” (DRACV 1997).
Rita, Camps, Fabra y De España aplican la catalanización que Tarancón y Zaplana blindaron con artilugios como el traductor SALT, que admitía toda la basura catalana (tardor, maduixa, vuitanta, clatell, avui, noi, noiesa, infermer, desenvolupar...) Tras años de gobierno, el PP ha logrado anticiparse al PSOE en la destrucción del Reino; y valga de ejemplo aquel atroz espectáculo de la Selección Valenciana de Fútbol en Castellón. En un estadio vacío, cien nazis catalaneros con cuatro barras vociferaban contra el Himno, que nadie quería cantar y que fue interrumpido antes del ¡Vixca Valencia! (el locutor de Canal 9, fingiendo naturalidad y baboseando catalán de Carod, hacía más repugnante el acto). Al día siguiente, miles de pacifistas aclamaban a la Selección Catalana y cantaban Els Segadors, con el poético bon cop de falç (al castellá). La política de Camps, con su inmersión en institutos que son íkastolas donde el fascismo expansionista manda, está fabricando neuróticos colaboracionistas como los de Castalia; un estadio que se habría llenado para ver a Carod interpretando la canción del curru: “So Carod, per servirlus / posu ma en el churi, / men diuhen als pillus / segueix o muri: / mantiru d´asobra / ja n’asbotsu cuatra, / i als que esperaban / tocan a fuxi”, (Imp. Torras, Bar-celona, 1857). Aquí no hace falta Carod para destruirnos. Tenemos peleles de la tierra que, tras 8 ó 12 años de gobierno al dictado de Barcelona, se retiran con la bolsa llena y la familia colocada.