Per Cesáreo Jarabo
Son muchos y justificados los motivos para atacar al gobierno que parasita España; son muchos y justificados los motivos que exigen su dimisión; los mismos que materializan su permanencia, ya que el pueblo español se muestra inexistente, pero no voy a criticarlos en este comentario. Sólo me permito recordar la necesidad de que el pueblo español, como mínimo se muestre fehacientemente insumiso.
No, no voy a criticar al gobierno ni a su aliado, la oposición, sino a parte de sus aliados; a esos medios de comunicación que se presentan como opositores al gobierno... y que no hacen sino garantizar que la tiranía existente perdure y se acreciente.
Esos medios, que evidentemente son medios del sistema, critican lo único que no es criticable en el presidente del gobierno; a saber: que no use el idioma inglés en sus comparecencias internacionales.
Contrariamente a lo que afirman esos medios de comunicación, entiendo como un insulto a España que, en los foros internacionales, el representante español se exprese en un idioma que no sea el español. Ahí tengo que felicitar a quién tanto desprecio... y tengo una nueva justificación para seguir despreciando a quién tanto desprecio... que de todo hay.
Y es que no estamos hablando de un idioma casi clandestino que hable un colectivo de cinco o seis millones de personas, sino de un idioma universal que, “motu proprio” es hablado por quinientos millones de personas.
Pero da la coincidencia que se trata del idioma español, y lo español debe ser combatido allí donde sea, porque lo español, reconozcámoslo, no es consustancial con lo que hoy impera, política, social, económica, religiosa, lingüística,... humanamente hablando.
No seré yo quien intente ver en el idioma vínculo alguno; el idioma no pasa de ser un medio... pero da la casualidad de que, justamente el español es el idioma más extendido del mundo si nos referimos, no al idioma escrito, sino al idioma hablado... Y da la casualidad de que ese idioma es el propio de una comunidad, no ya lingüística, sino cultural; más, sensorial, de esos quinientos millones de almas.
Y además se trata de un idioma extremadamente rico, mucho más rico que otros idiomas que de manera irracional pretenden imponerse al uso del español.
Siendo así, y sólo por no hablar inglés en foros públicos (otra cosa es que se conozca), no me duele felicitar al títere que hoy se encarga de desmontar España. Es la única virtud que le adorna.