Per Cesáreo Jarabo
En el desfile de las Fuerzas Armadas de 2003, el señor Rodríguez Zapatero demostró la mala educación de la que es capaz al mantenerse sentado al paso de una bandera extranjera, la de EE.UU.
Personalmente entiendo que es un insulto la presencia de esa y de otras enseñas en el desfile de las FF.AA. españolas, pero también entiendo que, una vez perpetrado el mal, es de pésima educación la actitud demostrada por quién hoy es jefe del gobierno que está destruyendo España.
Esa actuación no se la han perdonado todavía; quizá por ello, hoy ha tenido que ponerse públicamente de rodillas ante sus amos, para general jolgorio de los mismos, y a pesar de todo, para general vergüenza para España.
No obstante, tras la lectura del corto discurso, resulta curioso constatar que, contrariamente a lo que demuestra su actuación, este señor no desconoce que España es cristiana. ¿Modificará tal vez su forma de actuar tras esa demostración? Resulta cuando menos dudoso, porque, efectivamente, el odio nace de la ignorancia; la misma ignorancia que, en ese mismo discurso le hace rechazar la superioridad moral de nadie... con lo que garantiza la superioridad moral de los inmorales. Tal vez sea ese su lugar.
Se atrevió también a citar a mi señor Don Quijote, y como no podía ser de otro modo, desde la visión del autor que transcribió sus hazañas al papel... o desde la visión del barbero y del duque... Evidentemente, por la libertad y la honra se puede y se debe aventurar la vida, como dice mi señor Don Quijote... Pero el señor Rodríguez Zapatero tiene la gran suerte de que mi señor Don Quijote sigue amordazado y acallado por lacayos que lo citan por los pelos.
Pero, rizando más el rizo, (habrá que felicitar a quién ha dictado el discurso en cuestión), porque ha tenido la agudeza de recurrir nada menos que a la Biblia; esa misma que sus correligionarios han quemado durante tanto tiempo y que ahora pretenden combatir de otro modo más destructivo. Ha citado nada menos que Deuteronomio 24-14, donde se proclama:"No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día antes que se ponga el sol, porque está necesitado y su vida depende de su jornal"... Y mientras, en la atribulada España, cuatro millones larguísimos de parados, y otros tantos funcionarios... Y políticos, y asesores... con unos sueldos que abren las carnes a quién osa compararlos con el que perciben los trabajadores... Y una legislación, también laboral, que no admite comparación con la por ellos mismos derogada décadas atrás; y un patrimonio nacional en trámite de extinción, y...
En cualquier caso, sí, parece mentira, pero ha citado a España y a la religión, supuestamente no para insultarlas, no para perseguirlas, sino para acompañar su genuflexión ante los amos.
Ahora, a esperar la absolución.