Per Cesáreo Jarabo
Desde que tengo relación con el mundo de las fallas he conocido las explicaciones de las escenas representadas en macarrónicos ripios, todo en consonancia con lo grotesco de los “ninots”, y he sonreído a placer con la agudeza de las situaciones representadas y con la propia “explicación de la falla”, pero ha sido este año 2010 cuando, en una visita rápida a la ciudad de Valencia he encontrado algo que me ha movido a pensar sobre lo grotesco y a reubicarlo.
Y es que, no ha sido este año el que más me han gustado las fallas, ni ha sido este año el que más crítica inmisericorde he detectado; casi diría que pesa demasiado la subvención... Pero, ¿hasta donde pesa la subvención?; ¿donde empieza la posibilidad de realizar una falla a costa de otra falla?
En este punto quiero pararme; ayer me encontré con una falla que lucía una gran “falla”; a saber: todas las explicaciones estaban en valenciano... y en inglés. ¿Y por qué no en rumano o en árabe?, porque es muy normal que no estén en español, eso quitaría subvenciones, pero en rumano o en árabe, es de suponer que las facilitará.
Pero no, estaban en inglés. Tal vez es que el inglés es un idioma más extendido que el español; no ya en el mundo, sino hasta en Valencia, y eso, claro, lo explica todo.