Cosas de genocidas

Per Cesáreo Jarabo

Santiago Carrillo, el célebre genocida padre de la constitución, protector y protegido de la corona se ha indignado y ha enviado al Infierno a uno de los periodistas históricos más mediáticos, Luis del Olmo.

¿Y por qué esa reacción cuando el Infierno es algo en lo que el genocida no cree?... El exabrupto ha venido ocasionado por la pregunta que el periodista le ha hecho en relación a la más alta tarea realizada por el personaje en defensa de la democracia: el genocidio de Paracuellos del Jarama.

Lógicamente, el señor del Olmo ha manifestado su esperanza en que el genocida no tenga a mal la pregunta, y aspira a que ello no le impida aceptar un amigable café.

Nada tiene de extraño ese comportamiento por parte del sistema y de sus representantes. Al fin persiguen lo mismo y tienen el mismo respeto por la Justicia y por la vida; y lógicamente, además de entrevistas, el mentado genocida cuenta con doctorados “honoris causa”, reconocimiento como “hijo predilecto” de su ciudad natal, el hecho ya citado de ser padre de la constitución, y en definitiva, es modelo de actuación que el sistema presenta como ejemplo para las nuevas generaciones.

Sólo un ejemplo de lo que es el sistema; una molécula de lo que el sistema está haciendo con España. Ahora es necesario que la sociedad española actúe en consecuencia de una manera decidida y definitiva. Cualquier cosa, insisto, cualquier cosa humanamente aceptable es necesario que sea llevada a efecto, al respecto de lo relatado si no queremos pasar a la historia como excrementos, como antítesis de lo que a lo largo de siglos ha sido España; como vergüenza de nuestros padres y como injustos herederos de su grandiosa historia.

cites

Y más ha concedido Dios a Valencia una lengua polida, dulce y muy linda, que con brevedad moderada exprime los secretos y profundos conceptos del alma, y despierta el ingenio a vivos primores, donde le resulta un muy esclarecido lustre.” “Esta lengua formaron de lo mejor que había en la lemosina y por lo que les faltaba recurrieron a las tres lenguas más excelentes de todas las del mundo según antes hemos probado. De la hebrea tomaron... De la griega... De la latina tomaron todos los otros vocablos para hacer que la lengua fuese muy copiosa y tuviese propio nombre a cada cosa por rara que fuese.
Rafael Martin de Viciana