Per Obdulio Jovaní Puig
Sepan cuantos lo leyeren, sépanlo con este verbo, sepan si no lo supieren, que en sus escuelas tribales, más allá del río Ebro, ese «río catalán que nace en tierra extraña» -que así lo denominan por no decir que en España, que ya esta vieja nación no les entra en sus cabales ¡Catalonia is not Spain!-, sepan que los horizontes que marcan sus andurriales tienen límites ajenos, otros puntos cardinales que a otros nos circunscriben, trucando el norte y el sur, el este y el oeste, por el colchón y el bolsillo, el calcetín y el ladrillo; hitos, mojones, cerquillos, custodios de sus dineros, señas de su identidad; que aparte de Montserrat han otro templo votivo que sus males les remedia, donde la pela es la pela -¡si se les quita de ir cada día a «la Caixa», qué otra cosa les queda!-; que de pequeños ya llaman... a las cosas por su coste, «seny» a lo que es mercadeo, trato a lo que es usura, a la avaricia... cartera, y a la hucha «lladronera»; con su alma de tenderos todo lo que miran ven «per sobre del mostrador», no ven más que a un comprador, que hacer caja es lo primero y hacer siempre lo que hacen... a ojo de buen cajero.
Por eso riman a coro acaparar y ahorrar, «perque tenen el pap ple i encara volen sucar». Sepan que en ese lugar donde acopian los dineros y hacen de Troya Palmar rogando para mamar, financian la identidad, la peste nacionalista, el sermón independiente, las homilías racistas, predicadas con tenora por sus cuatro evangelistas: Pompeu Fabra, Sant Cugat, Rosa Regás y Serrat; que en los extractos de cuenta sus titulares aprenden, «que si lo poc es prou poc, manco es lo que es no res»; que si el cielo está en «la Caixa», Dios es ya socio del Barça; que además del personal, del crédito hipotecario, hay un crédito especial que se concede tal cual aun sin pasar por taquilla; es el crédito montilla, que no exige otro aval que un carné del PSOE -aun sin saldo en la cartilla- o tener firma en el BOE.
El mismísimo Benach, president del Parlament, ha dicho en California ¡ante invasores de Irak!, sumando a los valencianos cual leva de mercenarios a esa «Catalunya gran» hecha de historia a empujones, que hablamos catalán ¡que somos ya diez millones!; opa hostil que no fraterna, alegando unas razones... que cuelgan de su entrepierna; otro pillo, otro listillo que apuesta de farol; que si antaño usara, contra todo lo de España, argumentos de gatillo -¿no cantó el Cara al Sol?- con la misma malcrianza financiada por «la Caixa» -sin más patria que su panza, por gloria el porcentaje- sólo hace falta que ahora la parcele y la amortaje...
Decía Vicens i Vives historiando a sus paisanos que «rinden culto a valores casi siempre económicos, a menudo idolátricos». Tocante a los dineros -fueren teóricos o prácticos- se les crece la nariz a los modos de Pinocho, que fingen que te dan diez, cual tontos de tocomocho, y no te dan mas que ocho. Cuentan entre sus verdades, que «debades, ningú dona cabotades».
Remedando viejos versos, juzguemos a sus cofrades: Quiere «la Caixa» imperante/ a España, sin más ni más/ en usurero talante/ empreñarla por detrás/ y parirla por delante./ Quiere hacer de Cataluña/ en imposición a plazo/ una rentable inversión/ independiente nación./ Judas de todas las cenas/ recaudando a manos llenas/ ser de España el mal ladrón./ Con Mallorca y con Valencia/ Alicante y Castellón/ con «la franja d´Aragó»/ construir un nuevo imperio/ llegando hasta Perpiñán/ bajo un cielo iluminado/ por la estrella de Miró./ ¿Con el «cagané» qué harán?