Per Baltasar Bueno
Alguien que se las daba de entendido en vinos y sabía que siempre prefería los vinos valencianos a la hora de elegir en una comida me dijo:” ¿Bebemos vino o hacemos patria?” “Hacemos Patria, respondí”. La respuesta, además de patria, era porque soy de los que creo que tenemos los valencianos muy buenos vinos.
Lo de Todo por la Patria o Todo por la Pasta ha jalonado nuestra reciente Historia de la Lengua Valenciana en demasía. Han aparecido por el camino muchos casos que evidencian el grado de dignidad y conciencia que tienen determinados seres humanos.
Como dice sabiamente la madre de un amigo, todos nacemos desnudos, sólo con la dignidad, y si por el camino la perdemos, ¿qué nos queda?
Casos dentro del valencianismo hay a porrones. El de hoy no tiene ningún desperdicio para el foro de la reflexión colectiva.
La muchachita pertenecía al partido del “Se vende, se alquila”, Unión Valenciana, que un día tanto ilusionara al pueblo y que a punto estuvo de alcanzar la alcaldía de Valencia, si no fuera por esa desmesurada y urgente querencia que tenían ya en su momento los ansiolíticos de poder, que los sigue habiendo. Les cuento.
La de nuestro caso de hoy fue guerrillera de primer orden en el valencianismo, como su esposo, quien llegó a presidir juventudes repartidor cada año de premios de valencianía con los que iba congraciándose, haciéndose cartel y poder trepar y situarse. A mí me dio uno de esos premios. Llegó así a un carguito en la valencianía e hizo circular que era el futuro del valencianismo. Así lo he escuchado comentar en nuestra academia soberana.
Ella, no hace muchas semanas, se daba de baja en Unión Valenciana alegando, entre otras cosas, que su partido no seguía las Normas de la Real Academia. Cuando lo decía, ocultaba, que su marido trabaja, en primera línea de trinchera, en un ente que hace años está destrozando masivamente, cual despiadada apisonadora, nuestra querida Lengua Valenciana. Ahí se ha colocado bien, requetebién. Ni ideales, ni puñetas. Todo por la Patria no, sino Todo por la Pasta, que a sus colegas alquiladores les va de puta madre en la academia catalanista.
La muchacha ha hecho ahora una faena de aliño, iniciada por su compañero hasta la muerte de viaje, y escenificada no hace mucho tiempo atrás con la plasticidad y expresividad de la visita de académicos catalanistas a la casa que creíamos era veneradora y exaltadora de lo valenciano, en la que abogaron porque cesara la guerra y ello comenzaba porque los valencianistas cesáramos en nuestra honrosa y científica actitud de defender la Lengua Valenciana y aplaudiéramos la entronización de la catalana.
Ella, como si fuera la reina de Saba, ha ido a devolver la visita a la catedral que desde hace más de medio siglo viene sistemáticamente destrozando la Lengua Valenciana y sustituyéndola por la catalana, y se la ha ofrecido, sin que nadie se lo haya pedido, en nombre de ningún valenciano, en bandeja a los catalanistas, para que pasteleen con ella todo lo que quieren.
No me consta que nadie la haya mandatado, ni a ella, ni a su marido, para hacer maniobras tan peligrosas, tan viles y tan traidoras para nuestra hermosa y dulce Lengua Valenciana. Aunque conociendo el percal de que está hecho el Colombaire de profit que dirige el individuo que gobierna la casa que ampara, tutela y propugna los contactos entreguistas con los catalanistas a tan alto nivel, no me extraña nada que esté detrás de la operación.
En mi leal saber y entender, pienso jefe de tal calaña y su directiva deberían estar ya dimitidos ipso facto, cesados y expulsados de la entidad los que estén de acuerdo con esas maniobras quintacolumnistas contra la Lengua Valenciana, porque ellos no se irán de allí hasta que saquen el último de los provechos.
Al jefe hace años que le está yendo muy bien este negocio. En el PP lo han tenido como el regalón de la casa, para que controlara a las mesnadas. Ha sido jefe de compras del ente –negocio al canto- , ha sido director general de patrimonio una especialidad de la que no tiene ni idea, ha sido diputado jefe de subastas, contrataciones y adjudicaciones,… en fin, como ven mucho relacionado con la pasta.
Nadie –aún y que yo sepa- se ha rasgado las vestiduras en nuestra Academia soberana, ni en la casa de los del Colombaire de profit, a pesar de que un alto cargo de su junta directiva está metido hasta los huevos en la unilateral, caprichosa e interesada operación.
Estamos en vísperas electorales y nadie se mueve, no sea que luego, en la pedrea de cargos y carguitos de los que vienen políticamente asesinando la Lengua Valenciana y haciendo lo que nunca se hubiera atrevido el PSOE con ella, no llegue el sobre y el motorista.
Mucho menos se mueve el jefe de la casa, que lleva años haciendo negocios económicos y políticos con el PP, quien además tienen la responsabilidad societaria de tener a los entreguistas, a los colaboracionistas con los catalanistas, como sus grandes espadas de confianza.
Ni el siglo XV, ni Isabel de Villena, ni Ausias March, ni Joanot Martorell,… nada de nada. No encuentran los desertores, los sordomudos que los contemplan, ninguna razón de peso para defender la singularidad y dignidad de la Lengua Valenciana. ¿Dónde aquel medio millón de valencianos defendiendo por las calles de Valencia la Lengua Valenciana? ¿Dónde los líderes de aquellas asociaciones, entidades, partidos que decían defender la Lengua Valenciana? Pues la mayoría colocados, pues poderoso es don dinero. Y muchos del resto, callados, por si cuela algo.
La verdad, es para hacer una tesis doctoral sobre todo lo que determinados sujetos dijeron o hicieron creer que decían, e hicieron o dieron a entender que hacían. Una tesis cuya conclusión es evidente: Todo por la pasta, por el puesto. Y si hay que vender o alquilar la Lengua Valenciana. No problem.
Yo, como siempre, a la pregunta de si bebemos vino o hacemos Patria, elijo siempre hacer Patria, aunque me quede solo, soy así de raro.
Por Baltasar Bueno. Periodista