Per Ricardo García Moya
La lectura del diccionario de la Generalitat (Bromera, 1995) requiere tila o, mejor, un "colpet de Alcoy". Es tal la sumisión al Institut d´Estudis Catalans que admite voces castellanas y catalanas como curandero, rechazando la valenciana curander. El pueblo está desconcertado. El otro día, una madre decía que a su hijo -alumno de EGB del colegio La Albufereta de Alicante- le habian enseñado que xai significa cordero en valenciano (la palabreja consta en la falsa gramática valenciana de la Generalidad, p. 55). Otra señora de Muchamel me comentaba que su hija -estudiante pasada por la inmersión en BUP- le había recriminado el uso de los plurales dillunsos y dijousos. Suponía que eran localismos de Muchamel, cuando esta pluralización brotó en el Reino ante la anfibología de unos sustantivos homónimos en número gramatical. Ya en 1887 recogía el diccionarìo de Escrig y Llombart la frase "La semana dels tres dijousos", con la que los valencianos -no los catalanes- expresaban la imposibilidad de lograr una cosa.
Los idiomas destruyen equívocos. Cuenta Menéndez Pidal que los judíos del siglo XIII motejaban a los castellanos de politeístas por usar Dios acabado en s, como plural y singular. Ellos utilizaban el singular Dio, como todavía dicen los sefarditas de los Balcanes. Para evitar el equívoco, el castellano medieval creó el plural dioses, rechazando la forma apocopada Dio. Un ejemplo opuesto lo tenemos en el actual uso del incorrecto carie por caries, aunque quizá en un futuro sea admitido el singular por acuerdo de la Real Academia Española, y no por instituciones portuguesas o italianas. Por desgracia, en el Reino de Valencia, en lugar de la Real Academia Valenciana es el Institut d´Estudis Catalans quien pretende dictaminar sobre una lengua que no es la suya.
Así, el bárbaro Vocabulari de Barbarismes de la Generalidad Valenciana (¡encargado a la misma empresa que editó el Diccionari del Institut d´Estudis Catalans!) prohíbe los centenarios plurales dijousos y dillunsos, además de vocablos como mentres, puesto o fulles de paper. Y les da igual que los usaran los intelectuales más cultos de nuestra historia. En el manuscrito Ms. 3746 de la Biblioteca Nacional de Madrid, escrito en "idioma valenciano" por el latinista Llorens Matheu hacia 1650, encontramos esas voces prohibidas por Cataluña: "y mentres vixca" (f. 622), "en este puesto" (f. 620) "fulles de paper de algún procés" (f. 628). Llorens no era un bárbaro, sino el mejor jurista del XVII, además de traductor de italiano, latín, valenciano y castellano.
No hubo dudas sobre la autonomía del idioma valenciano hasta que las maquinaciones de los filólogos catalanes del XIX provocaron los primeros titubeos, como éste de 1846: "Estos coloquis están escrits en lo valenciá que es parla actualment en esta capital. En ells es diu indiferentment desichs y desichos; pasechs y pasechos. (Esperant que) la Gramática valensiana, o el us, sentensie y fije definitivament quin ha de ser el plural" (Els chics educats. Valencia 1846, p. 72). Al anónimo autor -que usaba el valenciano plural "millóns" (p. 59)- le sorprendería las absurdas reglas del IEC, como suprimir el artículo delante de los días, provocando una lamentable jerga telegráfica, "Dumenge anarem al camp" o "Chimo vindra dijous". Casualmente, en el documento de 1602 dado a conocer por D. Josep Alminyana en LAS PROVINCIAS, uno de los párrafos comenzaba con la vituperada construcción sintáctica: "Lo dimats de matí" (LP, 23-4-98). Por cierto, el vedado plural dimats es anterior al Tirant lo Blanch: "la voz dimats se documenta desde el siglo XIV" (Mestre, J.: Literatura de canya. 1997, P- 881).
La centenaria elisión de la vibrante r en los plurales "dimats" y "dinés" era una singularidad de la lengua valenciana y, como tal, perseguida por el IEC. No obstante, ellos suprimen a placer, lo mismo se beben la consonante líquida l trasformando los valencianos polps y colps en los rambleros pops y cops, que se meriendan la nasal n, mutando los clásicos plurales jovens, vergens y margens en los catalanes "joves, verges i marges". Todo disparate morfosintáctico perpetrado por la inmersión es progresista, mientras que las singularidades de la lengua valenciana son retrógradas. Por ejemplo, el catalanista Carles Salvador fue uno de los que abortaron el tímido nacimiento del plural "reixos" ("Día de Reixos"), manteniendo la forma "reis" que, curiosamente, también fue castellana. El Archivo Diocesano de Salamanca conserva poemas anónimos del XV en un legajo del XVI, en los que leemos: "Altos Reis, pues venís a la tierra de Belén" (ADS, Proc. 22 de noviembre de 1581).
Otro asunto: ¿Recuerdan que el Ayuntamiento de Barcelona achuchó a las masas para la charlotada del 25 de abril? Pues algún comando de la Generalidad -más catalanero que el Fluvioler del Ter- con dinero del contribuyente valenciano adquiere ejemplares editados por el citado Ayuntamiento de Barcelona. Obras como "Hivernacle" son distribuidas por las bibliotecas públicas del Reino. Hivernacle fue premiada en los Jocs Florals de Barcelona 1997 por el Ayuntamiento de Barcelona; se edìtaron pocos ejemplares, pero los mismos funcionarios que secuestran el Diccionario de la Real Academia Valenciana y de LAS PROVINCIAS en las bibliotecas públicas, han estado atentos para adquirir (a cuenta del ciudadano) esta obra de un colaborador del "Avui", nacido en La Bisbal d´Ampordà. Así progresa la catalanización, ante la pasividad de quienes ustedes saben.