Per Obdulio Jovaní Puig
Si alguna beata de mi pueblo, o de cualquier otro pueblo valenciano -esa mujer que no ofende a Dios, pero lo molesta- si alguna de ellas oyó lo que yo oí decir en Canal 9 TVV -«Ali Agca, l´home que va intentar matar el Papa»- seguro que correrían picando soleta de capilla en capilla, ofreciendo velas, candelillas, mariposas y demás luminarias de la mística parroquial a todo el santoral intercediente -sin dejar de renovarle el perejil macedonio a san Pancracio, variedad de importación que se le hace irresistible- todas impetrando la salvación del Padre Santo. ¡Dios mío -dirían- a dónde hemos llegado, el Papa intentando matar a un hombre, vade retro, Satanás!
Claro que esos chicóns y chicones que ofician en esa checa de la doblez y la impostura de Burjassot, han sido tonsurados por las fuerzas nacionalistas de ocupación y donde, espontáneamente, en libertad, habrían dicho «matar al Papa», ellos y ellas, estandarizados por la catequesis oficial, cultos de mordaza y obediencia debida, dijeron, miméticos y serviles, porque les dijeron que dijeran «matar el Papa», enrocando la frase. De seguido, contándonos una deflagración de gas habida en Santa Coloma de Gramenet, nos dijeron que un operario estaba arreglando una «avaría»; porque una «avería», como diríamos aquí los hablantes libres sin acial en la boca, en la lengua del imperio de tramuntana es «bèstia de càrrega»; y dijeron «fuita» donde decimos «fuga»; y el pasado sábado, comentando el bautizo de la Infanta «Elionor» dijeron que se había usado la pila bautismal de «sant Domenech» -que escribirían sin hache por supuesto, que hasta quitan la del Tirant-. A estos pedantuelos a la trágala -«que traguen mes que una tramuja»- les han dicho que «Domingo» es castellano. Pues que acudan al Archivo del Reino, busquen las listas de contribuyentes del «morabatí» de Sant Mateu, mi pueblo, que van de 1373 a 1499, todas ellas escritas en valenciano, y podrán comprobar que el nombre «Domingo» se repite ¡138 veces!, y que «Domenech», así, con hache, figura una sola vez... como apellido. Y rebuscando encontrarán el primer documento conocido escrito en valenciano, de 17 de abril de 1263, de Alcoy, en el que figura un tal «Ibanyes Domingo». Porque estos pedantuelos dicen sí a todo lo que venga abotifarrado, y dicen no a todo lo de aquí. Porque así lo calla el PP, con su complejo de gaviota, que cacarea de gallinero en gallinero su fidelísima valencianía, porque... «prometre, no li dol al ventre».
Mientras Ignasi Pla, ese paje que no cesa, protesta de que la Generalitat subvencione a dos entidades culturales centenarias en detrimento de la Academia Valenciana de la Lengua.En poca consideración la tiene uno de sus académicos, Albert G. Hauf -esa vergonzante G. corresponde a García, júzguese la impostura- quien en un reciente artículo publicado en«Antes y después del Quijote», editado por la Generalitat, firma como «Universitat de València. IEC» -Institut d´Estudis Catalans- minusvalorando a la Academia, de la que cobra un pastón y a la que tiene como un subproducto, claro, como costalero que es, sufragáneo del «seny» como tantos que hacen de la historia romanticismo ególatra y mentido, repugnante selectividad doctrinal, retórica huera y coercitiva, profetas de esa unidad de destino que encubre y destruye la riqueza diversa y plural, intelectuales de acomodo que aceptan vivir de reojo por un plato de sopa boba, que al cabo cada vez saben más cosas de menos cosas, sin alcanzar a saber que si saben... es porque sirven.