Per Josep Maria Guinot i Galan
En el número 4 de la Serie Filológica del Aula de Humanidades y Ciencias de la Real Academia de Cultura Valenciana se publicó un artículo del que suscribe en el que de una manera sintética se exponían las diferencias morfo-sintácticas que median entre el valenciano y el catalán. Con ello creemos haber contribuido a demostrar la diferencia entitativa que existe entre ambas lenguas. Pero, es evidente que dejamos de tratar una faceta de la lengua, la fonética, en la cual las diferencias entre el valenciano y el catalán son tan grandes y notorias, que por sí solas bastan para demostrar la existencia del valenciano como lengua independiente del catalán.
El Dr. Badía Margarit publicó con fecha 16 de Octubre de 1983 un artículo en el periódico madrileño "El País" con el título "¿Existe la lengua valenciana?" en el que invitaba a una polémica "científica, objetiva sobre dicho tema, que se desarrollara en revistas especializadas". A su debido tiempo se le quiso contestar en el mismo medio de comunicación utilizado por dicho Profesor, pero fue imposible lograr la publicación sin mutilaciones de las respuestas remitidas desde Valencia. El artículo aludido y el presente recogen su invitación.
Y, antes de entrar en materia "científica objetiva" creemos tener derecho a exponer el juicio que nos merece el referido artículo del Dr. Badia Margarit, lleno de verdades a medias, en una actitud poco científica, por dogmática y agresiva. En primer lugar la incongruencia que supone no querer que se le conteste en la prensa que él ha utilizado. En segundo lugar, su poca seriedad al intercalar en su artículo la anécdota del profesor catalán que, con chuletas de estudiante en el bolsillo, va mostrando textos medievales, catalanes, valencianos y mallorquines pidiendo su identificación, cuando la cuestión que se ventila ahora no es de identidad o diversidad antigua y escrita, sino de diversidad "actual y viva", de las lenguas valenciana y catalana. El argumento, por otra parte, no probaría nada, porque "a pari" podríamos ir mostrando fragmentos de textos catalanes y castellanos actuales, en los que sería dificil, por no decir imposible, determinar su filiación catalana o castellana. Para muestra de las múltiples coincidencias que existen entre el catalán y el castellano, hagamos la prueba abriendo al azar el "Diccionari general de la llengua catalana", de Pompeu Fabra (Edhasa) y vayamos entresacando las palabras propias del catalán que no pertenezcan también al diccionario castellano: es sorprendente.
En tercer lugar, el Dr. Badía incurre en el defecto, tan común entre los pancatalanistas, de negar "preparación técnica" a cuantos discrepan de sus dogmas (todo lo que se aparta de ellos es "acientífico", "aberrante", "contrario a la opinión de todos los romanistas del mundo"). El Dr. Badía Margarit llega al extremo de apelar, en un tema científico como el que estamos tratando, al argumento de autoridad: "Yo deseo fervientemente -dice- que alguien me señale algún lingüista que goce de reconocido prestigio y que defienda la tesis de que el valenciano y el resto de la lengua catalana son dos lenguas distintas y corresponden a dos estructuras independientes". Seguramente, quiere que alguien se lo señale, para al punto desautorizarle afirmando que "no tiene preparación técnica", que no está a suficiente altura para esta discusión, que es un autodidacta o un patán, e invocar a continuación, como hacen otros, la autoridad de "tots els romanistes del mon". Ahora bien, ¿desde cuando los temas científicos se resuelven por autoridad y no por hechos y argumentos?. Por el argumento de autoridad, se rechazarían todos los inventos o progresos de la ciencia. Galileo tuvo que luchar contra la unanimidad de los científicos. El catalán todavía no habría sido reconocido como lengua, puesto que "todos los romanistas del mundo", incluso los catalanes, tenían su idioma por un dialecto del provenzal, hasta que Friederich Diez, en la segunda edición de su gramática (Grammatik der romanischen Sprache, 1856), le dio al catalán personalidad independiente del provenzal.
También vendrá el día en que algún romanista eminente, de tanta autoridad como el Sr. Diez, estudie la lengua valenciana en la boca viva del pueblo, y no en los libros catalanes, y ponga en evidencia la osadía de quienes se atreven a decir que la fonética valenciana -por no decir la lengua- se diferencia de la catalana solamente por detalles sin importancia, por la mera pronunciación.
El problema de la unidad de las lenguas valenciana y catalana no es un problema de origen histórico (si el valenciano es indígena o importado); ni de mayor o menor parecido en un momento de la antigüedad (valenciano y catalán pudieron ser muy parecidos o iguales entonces y no serlo ahora, por la natural evolución en el tiempo y en función de factores internos y externos): ni de mayor o menor facilidad para la comprensión mútua (criterio, según los lingüistas, de ningún valor para identificar o distinguir lenguas contiguas). El problema se plantea en el campo lingüístico, que es donde lo ha llevado, aunque con poca fortuna el Dr. Badía Margarit: estudiar experimentalmente las lenguas catalana y valenciana, compararlas, y hacer notar las diferencias que existen entre ellas en el orden fonético, morfosintáctico y léxico, para luego dictaminar si se trata de la misma o de dos lenguas distintas, de las cuales el catalán representaría lo puro, lo correcto, y el valenciano lo impuro, lo corrupto, lo dialectal, indigno, por consiguiente, de ser elevado a nivel literario. Y esto es lo que vamos a ver. La cuestión aún podría extenderse al campo sociolingüístico para explicar cómo, aun siendo el valenciano y el catalán dos lenguas parecidas, han venido a diversificarse en el tiempo y cómo el valenciano no ha sido nunca ni es actualmente un dialecto del catalán. E incluso podrian estudiarse las leyes lingüísticas que abonan la creación de nuevas lenguas a partir de un tronco común, y las razones jurídicas, aplicables al caso valenciano, a la luz de las declaraciones de la Unesco y la legislación constitucional y autonómica. Pero en el presente ensayo nos atendremos a las pautas trazadas por el Dr. Badía Margarit, limitándonos sólo a comparar el catalán y el valenciano en Fonética, en la actualidad y en la lengua viva, que es la que cuenta.
La afirmación de que el valenciano no es una lengua independiente, sino un dialecto del catalán, de momento envuelve las siguientes consecuencias: los valencianos podemos hablar en valenciano en la vida privada, en la cocina, en la calle, entre los amigos, pero al escribir debemos hacerlo en el catalán más puro, porque siendo el valenciano un dialecto del catalán, debe ajustarse a la codificación lingüística de éste, renunciar a su nombre de "lengua" y a tener una codificación lingüística propia (¡fuera gramáticas y diccionarios!), no debe ser cultivado a nivel literario, ni usado en la Universidad y en los centros de enseñanza primaria y secundaria, ni en la administración ni en los medios sociales de comunicación, ahora tan importantes. De este modo el valenciano, privado de todo soporte cultural, poco a poco irá desapareciendo del mapa, reemplazado por el catalán de Barcelona.
Para negar "científicamente" la existencia de la lengua valenciana, el Dr. Badía Margarit parte de este principio: "la estructura es lo que singulariza una lengua, lo que en realidad la define". Luego añade: "partiendo de lo que postulan los lingüistas, he aquí diez rasgos esenciales de la estructura fonética del valenciano que lo definen y al propio tiempo lo separan de las restantes lenguas románicas". Y a continuación los expone, concluyendo: "pues bien, resulta que los diez rasgos enumerados, que tan certeramente retratan el valenciano, son idénticos a los que se caracterizan lingüísticamente un territorio más amplio, que, además de Valencia, se extiende de Fraga a Mahón (e incluso hasta el Alguer, en Cerdeña) y, por el norte, llega hasta Salses (en los confines del departamento francés llamado de los Pirineos Orientales). Los nativos de cualquier punto del mencionado territorio se sienten identificados por la estructura fonética que los diez rasgos manifiestan. Lo cual significa que todos hablamos la misma y única lengua, llámese como se llame". A continuación, tras la regocijante anécdota del profesor barcelonés, de la que ya hemos hecho mención, pasa a enumerar diez diferencias "regionales o comarcales" del valenciano, las cuales, según el profesor barcelonés, no obstan a la proclamada unidad lingüistica de las lenguas catalana y valenciana.
Tres de los rasgos aducidos son de orden fonético, seis relativos a la morfosintaxis, y uno al vocabulario. Fuera de estas dos cuestiones, la primera, sobre los diez rasgos esenciales "de la estructura fonética", comunes al valenciano y a las otras modalidades, y la segunda, sobre las diferencias "regionales o comarcales" entre el valenciano y el catalán, el escrito del Dr. Badía Margarit, no contiene nada que pueda calificarse de "científico", por lo que a esas dos cuestiones se ceñirá nuestra exposición. A pesar de haber expresado el Sr. Badía su deseo de que la cuestión de la identidad del valenciano se trate "con acopio de datos, análisis ponderados, objetividad y sosiego", el resto de su escrito rezuma suficiencia, prepotencia y menosprecio de sus contradictores, a los cuales atribuye que tratan el problema como un "tema de calle, que enciende pasiones no desvinculadas de posiciones ideológicas y suscitan polémicas indocumentadas, a merced de personas de exigua (si no nula) preparación técnica" (¿?), es más, "los hay que no hablan, sino que chillan". Una bonita manera, la que emplea el autor para introducir una polémica con "la seriedad y reflexión" que le parecen indispensables.
No descenderemos al nivel en el que se mueve el Dr. B. M.: haremos caso omiso de sus despectivas palabras y pasaremos a tratar sobre los rasgos esenciales de la fonética valenciana que la definen y al propio tiempo la separan de las restantes lenguas románicas, y que según el profesor B. M. certeramente retratan la lengua valenciana.
En primer lugar reconocemos que los diez rasgos de la fonética valenciana que se mencionan, pertenecen ciertamente a la fonética valenciana y la diferencian de ciertas lenguas románicas, pero precisamente por ser comunes a otras lenguas del Mediterráneo occidental, no retratan certeramente al valenciano. El problema que aquí se ventila, no es diferenciar el valenciano del francés o del italiano, pongamos por caso, sino del catalán, y para esto no sirve alegar los rasgos comunes del valenciano con los diversos dialectos catalanes, en contraposición a las restantes lenguas románicas. Lo que procede es enumerar honestamente los rasgos propios que diferencian la lengua valenciana de la catalana, particularmente de la de Barcelona, que es la que se nos quiere imponer, y calibrar la importancia de dichos rasgos, por si son o no son suficientes para establecer una diversificación lingüística. Parece una perogrullada, pero es necesario insistir en ello: lo que define a una lengua y la diversifica, no es lo que ella tiene de común con otras, sino lo que tiene de propio y diferente. Por lo tanto, la exposición de los diez rasgos definidores y distintivos que expone el Dr. B. M. no viene al caso; lo que hay que hacer es enumerar seriamente las "particularidades" de la fonética valenciana, sin omitir ninguna importante. Es una ligereza imperdonable afirmar, sin mediar ninguna encuesta, que "los nativos de cualquier punto del mencionado territorio se sienten identificados por la estructura fonéticva que los diez rasgos manifiestan". Yo le aseguro al Dr. Badía que los nativos de la región valenciana en modo alguno se siente identificados con la misma estructura fonética de los barceloneses. Y ya que es aficionado a las anécdotas, le contaré una en palabras de D. Miguel de Unamuno.
"Cuando Cambó, el "leader catalanista", fue a Valencia a una sociedad popular y se puso a hablar en ella en catalán, le silbaron, sin dejarle continuar. No les hablaba en valenciano, sino en catalán, y los valencianos de hoy, del pueblo, no entienden mejor el catalán que el castellano o español. (Andanzas y visiones españolas, Salamanca, febrero de 1919).
El Dr. Badía parece desconocer la lengua viva valenciana, en su relación con la barcelonesa. De lo contrario no afirmaría que los "nativos" de Valencia y Barcelona, esto es, la gente normal y corriente, sin estudios, sin prejuicios, se siente identificada con la misma estructura fonética. Precisamente, como dice muy bien Josep Pla, premio de las letras catalanas, lo que distingue a las lenguas neolatinas entre sí es la distinta pronunciación, que las ha hecho mutamente ininteligibles.
Por lo que respecta a los "nativos" valencianos, su conciencia lingüística, tan viva y universal en el espacio y en el tiempo, no es producto de un sentimiento de vanidad o amor propio, sobre la denominación de la lengua; se basa principalmente en la diversidad fonética (diversidad fonética que afecta al conjunto del sistema mismo, a la estructura). Jamás un valenciano, por ejemplo, de la Plana de Castellón, admitirá que su fonética es la misma que la de un nativo de Barcelona o de los Pirineos Orientales. Un valenciano, en general, por ignorante que sea, en cuanto oye hablar a uno de los habitantes de aquellos territorios, a quienes generalmente no entiende, a causa principalmente de la oscuridad de sus vocales (centro del sistema fonético catalán), inmediatamente sentencia: "eso no es valenciano, eso es catalán".
El Sr. B. M. sabe donde está la clave del problema, y por eso, en la segunda parte de su escrito, lo aborda, recogiendo otro decálogo de "las más importantes" particularidades valencianas, (fonéticas y morfosintácticas) oponiéndolas incluso a la solución barcelonesa, con el fin de demostrar que dichas diferencias no afectan a la "unidad lingüística ", tan unitaria en el catalán, porque -según él- son diferencias insignificantes ("regionales o comarcales").
No vamos a exigir que en un escrito periodístico se enumeren todas las diferencias existentes entre el valenciano y el catalán, pues, son tantas que para citarlas todas sería necesario algo más que un artículo. Pero, dispuesto a enumerar "las más importantes", el Sr. B. M. debería haber sido más serio y no haber hecho hincapié en menudencias, al tiempo que omitía las particularidades que más diferencian la lengua valenciana de la catalana, particularidades o diferencias que son precisamente las que dan lugar a distintos sistemas o estructuras fonéticas, donde la pretendida "unidad lingüística" queda tan mal parada. Dicha actitud dice muy poco a favor de un perfecto conocedor de ambos sistemas fonéticos.
Según el Dr. Badía Margarit, "la proclamada unidad lingüística del catalán no quiere decir que no existan diferencias regionales o comarcales y, en el caso del valenciano, -dice- las más importantes son las siguientes (que en ocasiones opongo a la solución barcelonesa)", y al efecto señala diez diferencias, de las cuales tres son de orden fonético, seis de caracter morfológico y sólo una, alusiva al léxico. De ellas dice el Sr. B. M. que "estas diferencias se encuentran en el mismo nivel que las que separan, en castellano, las hablas aragonesa, leonesa, andaluza o las hispano-americanas, de la lengua común y a nadie se le ocurre declararlas lenguas estructuralmente independientes de ésta". Veamos si esto es verdad, que las diferencias entre el catalán y el valenciano son lingüísticamente tan insignificantes. Examinaremos en primer lugar las de carácter fonético. Y aquí encontraremos la primera manipulación, consistente en señalar tres diferencias de escasa importancia al paso que se omiten otras que verdaderamente la tienen, porque no consisten en meros matices de pronunciación, sino en una serie de diferencias cuyo conjunto estructura o caracteriza todo un sistema fonético valenciano, independiente del catalán.
Las diferencias que expone el Dr. B. M. son las siguientes:
1. Ciertos casos de desaparición de la D intervocálica (llauraor, cremà, en barcelonés, llaurador, cremada). Fenómeno que también se produce en muchos territorios del ámbito del castellano.
2. Zonas de articulación labiodental de V (frente a la B bilabial, más común). Fenómeno que no se presenta en toda la región valenciana, como, por ejemplo, en la zona del "apichat", y
3. Pronunciación efectiva de -R final (fer, que en el resto - en el ámbito catalán- se omite, pronunciándose fé) Fenómeno éste que en efecto, aisladamente, tiene escaso valor diferencial.
Y, como no añade ninguna diferencia más, por parte del Sr. Badía el tema fonético esta servido, y en consecuencia fonéticamente el valenciano no tiene una estructura diferente del catalán.
Pero es el caso que las diferencias fonéticas "más importantes" entre el valenciano y el catalán no son las que señala el Dr. B. M., sino las que él no cita, las cuales tomadas en conjunto son suficientes para constituir un sistema fonético propio e independiente, como vamos a ver inmediatamente.
Si consideramos el número infinitamente variado de sonidos realizados y perceptibles en el habla popular, convendremos en que esos "sonidos" en su mayor parte son comunes, no solamente al valenciano y al catalán, sino también al gallego, al francés, al italiano o al provenzal; las diferencias son mínimas. Lo que distingue a los sistemas fonéticos, no es el catálogo de estos sonidos, sino el reducido número de "fonemas" que maneja una lengua y el "orden" con que los emplea en la formación de una palabra. El elenco de fonemas de una lengua está limitado en su número por reglas abstractas que forman su sistema expresivo y sirven de modelo ideal para las manifestaciones individuales y concretas. Este sistema tiene una doble representación escrita: la gramatical o código gráfico (Ortografia) y la propiamente fonética, (con signos de transcripción adoptados internacionalmente). Este sistema comprende vocales, semivocales, semiconsonantes, diptongos y consonantes. Vamos a estudiar las vocales.
El vocalismo valenciano.
Ya en el sistema vocálico aparece evidente la diferencia entre las distintas lenguas hispánicas, porque en el mismo cada lengua ofrece una particularidad en exclusiva. El gallego se caracteriza por la posesión de vocales nasales; el grupo castellano-aragonés-leonés, por la diptongación de la E y O breves del latín; el catalán, por la posesión de una sexta vocal (la vocal mixta o neutra); el valenciano, la lengua más fiel a la herencia fonética latina, por carecer de las características de las lenguas ibéricas anteriormente mencionadas. Además, mientras el castellano tiene cinco vocales (A, E, I, O, U), el valenciano tiene siete, (A, E, I, O, U, más E y O abiertas), el catalán presenta un sistema vocálico especial: siete vocales en posición tónica, como el valenciano, y sólo tres en posición átona, a saber, I, U y la E neutra. Esta vocal neutra catalana, intermedia entre la A y la E, no aparece en la escritura normalizada, pero su frecuencia en la corriente fonética es abrumadora, dando constantemente una pronunciación oscura que dificulta la comprensión al oyente valenciano, acostumbrado a la claridad de sus cinco propias vocales latinas. Con la misma frecuencia el catalán presenta la vocal átona U, cuando la etimologia latina pediría una O, y una O, y no una U, da la realización valenciana, la cual no conoce esta clase de alófanos o neutralizaciones. Hágase una transcripción fonética en valenciano y otra en catalán del mismo texto, y se verá al punto cómo la diferencia entre ambas pone al descubierto la existencia de dos sistemas fonéticamente distintos.
Explicaremos con más detalle las neutralizaciones catalanas tan extrañas al valenciano.
La primera neutralización es la del archifonema llamado vocal neutra o mixta, foneticamente //e// (con un signo debajo). Algunos atribuyen su introducción a influencia francesa, y es muy antigua en Cataluña Oriental, aunque esté viva también en el Rosellón y Mallorca. En catalán los fonemas //a// y //e//, este último abierto o cerrado, distintos en posición tónica, en sílaba átona se neutralizan, realizándose en //e// (con un signo debajo) neutra. (Se exceptuan las vocales relajadas y la E átona en hiato ante A). Por lo que , en el catalán oriental es corriente oir pronunciaciones como éstas: /asemblea, emperá, estendárt, kentáve, kase, páre / etc... (las letras en negrita llevan un signo debajo y la S subrayada, encima) en vez de las valencianas /asamblea, amparar, estandárt, kantáva, kaisa, páre / etc...
La segunda neutralización de vocales catalanas, mucho más espectacular, es la de las formas en //O//, abierta y cerrada, que, mantenidas en posición tónica, se realizan en el archifonema //U// en posición átona, incluso en final de palabra. Así tenemos pronunciaciones como /kuló, hururós, pudé, rudó, kuntent, féru, méngu, kumprumís, urgenizeció/( las letras en negrita llevan un signo debajo y las subrayadas, encima) cuya equivalencia fonética valenciana es: /kolór, hororos, poder, redó, kontént, fero, menge, kompromis, organizasió/(las letras subrayadas llevan un signo encima) y así en centenares y millares de palabras.
Lo dicho bastaría para demostrar que el sistema fonético valenciano es distinto del catalán, pero hemos de seguir enumerando otras diferencias que, como hemos dicho, si bien tomadas aisladamente no son decisivas, sí lo son en su abrumador conjunto. Porque, sin salir del vocalismo, podemos señalar que valenciano y catalán con harta frecuencia, resuelven de modo diferente vocales latinas, no sólo dándoles diferente apertura, sino cambiándolas cualitativamente. En efecto, la E larga y la I breve del latín, en valenciano se representan por una E cerrada, mientras en catalán se abren (plè, sèc, sèda, envèja, abèlla, etc...), en valenciano (plé, séc, séda, envéja, abella, etc...). A esto podemos añadir el cambio cualitativo de A en E en posición tónica inicial, como (treure, neixer, feina, etc...) en lugar de las valencianas (traure, naixer, faena, etc...).
Igualmente podemos señalar la pérdida en catalán de la O final en muchas palabras y conservada en valenciano (evolución natural de la terminación latina en -UM). Así por ejemplo, catalán, quadre, metre; en valenciano, quadro, metro, (en latín, quadrum, metrum).
Cabe también indicar la pérdida de vocal final o su conservación en catalán de forma contraria a la realización valenciana.
Catalán: culte, assumte, perfet, imperfet, presupostos, goigs...
Valenciano: cult, assunt, perfecte, imperfecte, presuposts, gojos...
No es del caso ir señalando con los distintos diccionarios en la mano los ejemplos de estos y parecidos cambios, añadiendo o quitando vocales, cambios que, como en el caso de las consonantes tanto sorprenden a veces por su escasa justificación etimológica.
No nos dejemos deslumbrar por la actual ortografía catalana, de índole etimologista, la cual oculta la verdadera pronunciación de las vocales catalanas. Según dicha ortografia se escribe: color, toro, pare, organitzacio, cuando su pronunciación efectiva es : /kuló, tóru, páre, y urgenitzesió/. (las letras en negrita llevan un signo debajo)
Hemos citado anteriormente las tres principales diferencias "regionales y comarcales" que el Dr. Badía Margarit encuentra entre el valenciano y el catalán, relativas al sistema consonántico. Sobre su importancia ya adelantamos nuestro parecer: ciertamente, si nos callamos las diferencias del vocalismo, y las principales del sistema consonántico que median entre el valenciano y el catalán, limitándolas a las que indica el Dr. Badía Margarit, habrá que convenir en que las dos lenguas, valenciano y catalán, tienen el mismo sistema fonético.
Pero lo cierto es que, si a las diferencias que hemos encontrado en el sistema vocálico, de por sí altamente significativas, agregamos las del sistema consonántico, tomándolas en conjunto, tendremos que reconocer la existencia de dos sistemas fonéticos distintos, para el valenciano y el catalán. En efecto, es distinta la evolución fonética de las palabras al pasar del latín al valenciano y al catalán, añadiendo o eliminando sonidos o cambiando otros, diferencias que evidentemente afectan a la estructura fonética de las palabras y que es necesario tener en cuenta al definir o diversificar las lenguas. Así, por ejemplo, si tomamos la palabra latina Ciceronem y seguimos su evolución en italiano, castellano y valenciano, encontraremos que se pronuncian respectivamente, chicherone, cicerón y siseró. Un simple cambio de pronunciación ha puesto en evidencia la diversidad de las lenguas. Insisten mucho los catalanistas en afirmar que entre el valenciano y el catalán no existe otra diferencia que la de la pronunciación, y con ello no hacen más que confirmar la independencia de ambas lenguas, porque precisamente la diferente pronunciación es lo que caracteriza y discrimina las lenguas neolatinas, tan semejantes bajo otros aspectos.
A. EL CONSONANTISMO
Y abordando directamente el tema del consonantismo, a las tres diferencias "regionales o comarcales" citadas como "más importantes" por el Dr. B. M., es preciso añadir un par de docenas de diferencias "regionales", las cuales el lector puede encontrar en algún manual de Fonética valenciana. Dichas diferencias en el consonantismo, afectan al modo de articulación, a la introducción de nuevos sonidos en palabras de la misma etimología latina, a la geminación de consonantes, a la conservación de grupos consonánticos arcaicos, etimológicos o no, a la pérdida o conservación de diferentes sonidos, etc... fenómenos propios del catalán, ausentes en el valenciano. Todos ellos tomados en conjunto, como hemos dicho anteriormente, constituyen un cuadro del consonantismo catalán evidentemente distinto del sistema consonántico valenciano. Solamente indicaremos la existencia de dichas diferencias, deteniéndonos un poco en las consonantes palatales, porque pueden servirnos de "test" para establecer la diferencia que existe entre ambos sistemas consonánticos, valenciano y catalán. Comparémoslos.
B. DIFERENCIAS DE ARTICULACIÓN
1. La palatal africada sorda //c//(con un signo encima) valenciana, en catalán está representada por fricativa sorda //s//(con un signo encima).
Chilches, charrar, puncha.
Valenciano, /cílces, carár, púnca/;
Catalán, /sílses, será, punse/.
(las letras en negrita llevan un signo debajo y las subrayadas, encima)
2. La palatal sorda /s/, en valenciano se pronuncia precedida de una I con la que se diptonga. En catalán dicha I no se pronuncia aunque vaya escrita.
Caixa, baix, reixa, aixina.
Valenciano: /káisa, bais, reisa, aisina/.
Catalán: /káse, bas, rese, esine/.
(las letras en negrita llevan un signo debajo y las subrayadas, encima)
3. El catalán establece diferencia entra la palatal sonora africada y fricativa: platja y pluja. En valenciano dicha palatal es siempre africada.
Catalán (escrito, platja y pluja): pronunciado, /plage, pluze/.
Valenciano: pronunciado, /plaga, pluga/
(las letras en negrita llevan un signo debajo y las subrayadas, encima)
4. El grupo TZ sólo se conserva en valenciano por escrito en contadas palabras (dotze, tretze, Atzaneta). En catalán es muy frecuente, sobre todo en la terminación -ITZAR e -ITZACIO (Organitzar, normalització). En valenciano, organisar, normalisacio. En catalán /urgenizá, nurmelizeçió/ (las letras en negrita llevan un signo debajo) (Pronunciada, la palatal, como linguo alveolar africada sonora, fon. /z/). En valenciano es fricativa /z/, como en posar u onze...
C. INTRODUCCIÓN DE SONIDOS NUEVOS
Cambio de la C en G, en catalán, en determinadas posiciones: /artig.gle/ por /artikle/.( las letras en negrita llevan un signo debajo)
D. CONSERVACIÓN O PÉRDIDA DE CIERTAS CONSONANTES
En catalán, diferentes de las correspondientes valencianas:
1. No palatalización en catalán de la L inicial en muchas palabras, en las cuales la palatalización se ha efectuado ya en valenciano.
Catalán: /lépre, literárie, lezitime/.
Valenciano: /lépra, literària, legitima/
(las letras en negrita llevan un signo debajo y las subrayadas, encima)
2. Conservación en catalán de L o R arcaicas.
Catalán: /altre, nuzaltres, árbre, urkéstre/.
Valenciano: /atre, nozatres (o nozatros), ábre, orkésta/.
(las letras en negrita llevan un signo debajo)
3. Presencia en catalán de una -S- intervocálica en la terminación -ESA de ciertos nombres abstractos.
Catalán: bellesa, riquesa, noblesa.
Valenciano: bellea, riquea, noblea.
4. Pérdida en catalán de la D intervocálica y de la R final de palabra en millares de casos. De estas pérdidas hace mención el Sr. B. M.
Catalán: llauradó, papés.
Valenciano: llaurador, papers.
5. Pérdida en catalán de la -S final en ciertos cultismos
Catalán: sintaxi, tesi, analisi.
Valenciano: sintaxis, tesis, analisis.
6. Pérdida de la N en el final de ciertos plurales, en los cuales el valenciano conserva la N etimológica.
Catalán: homes, joves, termes, orfes.
Valenciano: homens, jovens, termens, orfens.
7. Supresión de la C o T en ciertos grupos finales /blan, insul, al, están/ etc..., en catalán; por /blank, insult, alt, estank/ etc..., en valenciano.
E. GEMINACIONES
De G: sug.geri. Val. sugerir. De B o P esteb.blí, pob.ble, Val. establir, poble. De L o Ll. (a veces sólo gráficamente): /kul.legi, espal.la/, Val. /kolege, espala/.
Grupos consonánticos, etimológicos o no, ya superados en valenciano: /summetre , redentó, esúntu/ (escrito , assumpte) /kónne/ Val. / sométre, redentor, asunt, kona/
(las letras en negrita llevan un signo debajo y las subrayadas, encima)
F. LAS CONSONANTES PALATALES
Es muy característica la introducción de las consonantes palatales en las lenguas neolatinas. Meyer Lübke (Lingüística Románica) refiriéndose a la palatalización de la C ante E, I, la más importante de todas ellas, especifica cómo se palataliza dicho sonido en cada una de las lenguas románicas: si realizándose en una prepalatal sorda //s//, en una consonante de la serie S, en TS, o en Z .(O + / sobrepuesto ). Comparemos el uso de las prepalatales en valenciano y en catalán.
El sistema de las prepalatales valencianas fundamentalmente consta de tres fonemas:
1. Prepalatal fricativa sorda, fonéticamente //s// (con un acento circunflejo invertido encima) (el sonido de la X de caixa).
2. Prepalatal africada sorda, fonéticamente //c// (con un acento circunflejo invertido encima) (el sonido de la Ch de coche).
3. Prepalatal africada sonora, fonéticamente //g// (con un acento circunflejo invertido encima) (la g de jardi o gerra)
Estos son los sonidos fundamentales. Luego están las variantes y los sonidos asimilados. Así, por ejemplo, el núm. 1 además de ciertas modificaciones, tiene una variedad "fricativa sonora", fonéticamente //z// (con un acento circunflejo invertido encima), que sólo aparece esporádicamente y siempre en enlaces.
El sistema de las prepalatales catalanas cuenta con los mismos fonemas que el valenciano, más la prepalatal fricativa sonora //z// (con un acento circunflejo invertido encima) (1) pero del c apenas hace uso.
Más, así como en la construcción de los edificios encontramos los mismos materiales (piedra, ladrillo, cemento, hierro o madera, etc...) y no por eso decimos que todos tienen la misma estructura, sino que ésta depende de la distribución de dichos elementos, así también en la construcción de las lenguas, la estructura no depende tanto de los fonemas que emplea, (los cuales, por ejemplo, pueden ser comunes al valenciano, portugués, francés y catalán), como de la combinación de dichos fonemas en la palabra. Ahora bien, en esta distribución de los sonidos es en lo que difieren notablemente valenciano y catalán. Veámoslo.
1. La prepalatal fricativa sorda //s//(con un acento circunflejo invertido encima), en valenciano, en principio de dicción se encuentra en un muy limitado número de casos (Sanchis Guarner sólo encontró dieciocho). En los demás casos la palatal inicial (escrita en catalán con X) es la africada sorda CH //c// (con un acento circunflejo invertido encima); en catalán en cambio la //S//(con un acento circunflejo invertido encima) ; valenciano, chiquet, /cikét/; cat. /sikét/. (las letras subrayadas llevan un signo encima). En medio de palabra se pronuncia siempre precedida de una I, que suele hacer diptongo con la vocal precedente. En cambio, en catalán dicha I no se pronuncia aunque vaya escrita. Val. peix, gruix, calaix, eixaminar, faixa, etc..., en catalán se pronuncian /pes, grus, kelás, esemená/, etc... En valenciano, /péis, gruix, kaláis, eisamenar/, etc...
2. La prepalatal africada sorda //c// (con un acento circunflejo invertido encima) es muy corriente en valenciano, tanto al principio como en medio de palabra. Pues bien, en catalán es muy poco frecuente y en su lugar figura una //s// (con un acento circunflejo invertido encima).
Las palabras: plancha, concha, chiquet, Chirivella, chafar, chal, chanca, chano-chano, chantre, charnego, etc...
En valenciano, /plánca, kónca, cikét, cirivel, cafár, cal, canca, cano-cano, cántre, carnego/, etc...
(las letras en negrita llevan un signo debajo y las subrayadas, encima)
En catalán se pronuncian: /plánse, kónse, sikét, sirivele, safá, sal, sánke, sanu-sanu, sernégu/, etc...
(las letras en negrita llevan un signo debajo y las subrayadas, encima)
3. La prepalatal africada sonora /g/ (con un acento circunflejo invertido encima) valenciana es sustituida constantemente por la fricativa sonora /z/ (con un acento circunflejo invertido encima)
Catalán: /zénive, zenoll/.
Valenciano: /geniva, ginoll/
(las letras subrayadas llevan un acento circunflejo invertido encima)
Y, al dar por terminado este capítulo, es el que resplandece la diversidad de los dos sistemas fonéticos, valenciano y catalán, como diferentes en la boca de los pueblos respectivos, ante la posibilidad de que, cerrando los ojos a tanta evidencia, surja el "filólogo de turno" diciendo que ninguna de las diferencias alegadas es "pertinente", permitásenos referir una anécdota de nuestra juventud.
Una vecina nuestra intentaba vender a otra una chaqueta, que se le había quedado estrecha a su hijo, con este razonamiento: si le cambias los forros, las mangas y el cuello y le pones una banda a la espalda y dos delante, en cuanto le pegues los botones que le faltan , cosa que no tiene importancia, la chaqueta quedará nueva.
Igualmente, en cuanto le cambiemos a la fonética catalana todas las particularidades que la diferencian del valenciano, habremos conseguido la tan cacareada "unidad de la lengua".