El historiador Roque Chabás: un referente indiscutible

Per Federico Martínez Roda

Roque Chabás, que se sepa, no polemizó con el ateísmo militante ni escribió obras apologéticas, pero su trabajo cotidiano le convirtió en un referente indiscutible en dos aspectos:

a) Referente de la historiografía valenciana, lo que le convierte en un “clásico del valencianismo”.

b) Referente de la intelectualidad católica en momentos en los que la religión sufría injustificados ataques en nombre de una supuesta “modernidad”.

En la emblemática fecha de 1868, con casi 24 años, fue ordenado sacerdote. En septiembre de 1868 entraban en el gobierno varios miembros imbuidos de la mentalidad antirreligiosa a la que se hacía mención anteriormente. En cualquier caso, aunque la mayoría del clero hubiera querido permanecer neutral ante las nuevas autoridades surgidas del levantamiento-revolución, las Juntas revolucionarias en septiembre de 1868 y los decretos del ministro Romero Ortiz, en octubre de 1868, se encargaron de colocarlos enfrente.

La denuncia de las violencias contra las personas y bienes eclesiásticos eran desoídas por las nuevas autoridades, a las que el episcopado exigía su alianza como salvaguarda de principio de autoridad y de orden. No obstante, al viejo anticlericalismo del progresismo se unía ahora el de los demócratas federales que tenían gran poder dentro de las juntas revolucionarias.

Este hecho no impidió que Roque Chabás siguiera su vocación sin prisa pero sin pausa. Con el tiempo llegó a obtener el grado de doctor en Teología.

De cura de parroquia a archivero de la Catedral
 
Su primer destino como sacerdote fue en una parroquia de su Dénia natal, donde fue coadjutor. Allí recabó materiales que dieron lugar a su primera obra de cierta entidad: Historia de Dénia, publicada entre 1874 y 1876. Antes de ser nombrado canónigo de la catedral de Valencia y archivero de sus fondos publicó El sepulcro de Severina y Datos biográficos del Venerable Pedro Esteve.

Su retorno a la capital valenciana supuso un despliegue de actividad historiográfica de mayor proyección que la realizada en su Denia natal, donde, en 1886, había fundado la revista histórica El Archivo para publicar los resultados de las investigaciones que se fueran realizando sobre el Reino de Valencia.

A su capacidad como organizador que puso de manifiesto en la catalogación de los fondos del Archivo de la Catedral y de la Diócesis de Valencia, unió su capacidad como investigador y su habilidad para tratar temas decisivos en la Historia de Valencia. Trató el tema de la creación de la ciudad en su obra La fundación de Valencia y la introducción en ella del cristianismo; trató el tema de los orígenes de los regadíos en La distribución de las aguas en 1244 y donación del término de Gandía por D. Jaime; trató el derecho foral en su Génesis del derecho foral valenciano y trató el tema para muchos tabú de Los mozárabes valencianos. No se puede pedir más a un historiador. Además llevó a cabo diversos estudios sobre obras artísticas valencianas realizadas en la catedral, tanto de arquitectura como de escultura y pintura como las dedicadas al altar de la Catedral. Además, en 1905, publicó una versión crítica del Spill de Jaime Roig.

A toda esta obra hay que añadir las de Historia de la Iglesia tanto desde un punto de vista de la Historia de la evangelización, como la Doctrina cristiana en lengua arábiga y castellana para instrucción de los moriscos, como de la organización eclesiástica interna, como el Episcopologio levantino en el que se propuso escribir la biografía de los obispos de Valencia, que quedó inacabada por morir antes de finalizarla.

Activo colaborador de Lo Rat Penat
 
De estos hombres de alto nivel intelectual que fueron capaces, como él, de iniciar los Congresos de la Corona de Aragón nos sorprende la cercanía que mantuvo con lo que podríamos denominar la difusión cultural más popular. De hecho su actividad de divulgación desde Lo Rat Penat fue desbordante; además mantuvo una tertulia en su domicilio particular en la que se trató de la creación de una institución para el fomento de la Cultura Valenciana. Paradójicamente su muerte, en 1912, aceleró el proceso de creación del Centro de Cultura Valenciana, tal vez en homenaje a su persona que tanto había apostado por ello, como muy bien sabía José Martínez Aloy, su verdadero artífice.

El 22 de julio de 1889, Roque Chabás actuaba como mantenedor de los Jocs Florals de la Ciutat y del Regne de Valencia en la velada teatral del Principal, la colaboración con Lo Rat Penat duró toda su vida. Desde que en 1898 se hizo cargo de la dirección de la sección de Historia de Lo Rat Penat José Martínez Aloy, que era cronista oficial de la Provincia de Valencia, la colaboración con Roque Chabás, que era cronista de la Provincia de Alicante, se hizo cada vez más intensa. Además, Roque Chabás aceptó ver al director de la sección de Literatura de Lo Rat Penat en 1901. Invitó al lingüista alemán Hadwiger que dio una conferencia sobre filología valenciana en la sede de Lo Rat Penat. También fue director de las secciones, publicaciones, folklore, arqueología, y, bajo la presidencia de Leopoldo Trénor (1908-1910) se le encomendó la dirección de la recién creada Escola d’Estudis Valencians. Además participaba asiduamente en las famosas excursiones culturales. Para comprender la importancia de estas excursiones es preciso reproducir lo escrito por Teodoro Llorente Falcó en Memorias de un setentón:

“La mayoría de los expedicionarios era de gente de calidad: el barón de Alcalalí, don Vicente Calabuig, don Facundo Burriel (padre e hijo del mismo nombre), don Luis Cebrián, don Roque Chabás, don José Sanchis Sivera, don Francisco Martí Grajales, don José Bodria y otros.

[...] El prestigio que había alcanzado en toda la región valenciana el Rat Penat y la respetabilidad de muchas de las personas que iban en estas excursiones, eran motivo más que suficiente para que en todas partes se les recibiese con los brazos abiertos y se les agasajase. Por otra parte, estas expediciones servían para ir inventariando todas las riquezas artísticas e históricas que se conservaban en los pueblos de la región, porque algunos de los que a ellas concurrían tomaban notas de lo que veían, y el mismo Llorente, en las columnas de LAS PROVINCIAS hacía unas reseñas completísimas de aquellas expediciones...”.

Finalmente llegaron los honores. Fue elegido miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia, se le puso su nombre a calles en varias ciudades, se otorgaron premios con su nombre y se le colocaron placas de homenaje, e incluso el Instituto de Enseñanza Media de su ciudad natal lleva el nombre de Historiador Roque Chabás. El oropel de estos honores, totalmente merecidos, no deben impedir que Chabás sea recordado como un valencianista que, tal vez, no tenía conciencia de serlo, con todo como sacerdote orientó su vida a vivir encarnado en su pueblo valenciano, para fortuna de los que vivimos en una generación cien años posterior a la suya, pero sabemos lo mucho que le debemos.

cites

La trenta e dues es que aquesta terra ha lenguatge compost de diverses lengues que li son entorn, e de cascuna a retengut ço que millor li es, e ha lexats los pus durs e los pus mals sonants vocables dels altres, he ha presos los millors. E no res menys trobarets dins aquesta beneyta ciutat qui us pot ensenyar les principals lengues del mon. Axi com son lati, ebraych e morisch
Francesc Eiximenis

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