Per Baltasar Bueno
"La croada catalana" es un libro que se acaba de editar en Barcelona, de Ernest Marcos, donde se reinterpreta, la figura "del rei català Jaume I" y se le presenta como un aguerrido y devoto cruzado, cuya ilusión era ir a Tierra Santa a luchar contra los infieles.
"Monarca català" llaman en la ciudad condal en esta actualización al histórico Rey de Aragón, Mallorca, Valencia... y Conde de Barcelona, a quien presentan como muy empeñado en trasladarse a los Santos Lugares, en consonancia y siguiendo el esquema de sus cruzadas en la península Ibérica.
Le refieren como hombre experimentado en el arte de la guerra y de valiosa experiencia militar, adquirida principalmente, en la conquista de las Taifas de Valencia, lo que era una buena garantía, al decir de la nueva exégesis y exhumación que se hace de la vida del monarca aragonés-valenciano que nos liberó del yugo sarraceno.
Habrá que comenzar a leer y explicar en los colegios, institutos y universidades las tesis aragonesistas sobre Jaime I y la conquista del Reino de Valencia, pues aquí el personal docente sólo suele enseñar interesadamente las tesis catalanistas. Y claro, así nos están reescribiendo la historia.
La comunidad científica de Aragón explica la conquista de los territorios valencianos bajo dominio musulmán de una manera más ajustada a la realidad, a la par que divertida y desmitificadora.
Jaime I conquistó el Reino de Valencia como penitencia que se le impuso al haber sido excomulgado por la Iglesia Católica Romana, consecuencia de haber metido preso al obispo electo de Zaragoza, designado por el Cabildo de la Seo, quien no correspondía a los gustos del rey para la sede aragonesa, en la cual quería sentar a un amigo suyo.
Para que no fuera consagrado obispo el no grato para él, Jaime I le mandó encerrar y las iras de la Iglesia cayeron sobre él, quien al final doblegó, tragó y confesó su pecado, siéndole impuesta la penitencia, para poder levantarle la excomunión, que se hiciera para el cristianismo los territorios valencianos ocupados por el Islam.
Fue una Cruzada la valenciana hecha a golpes de excomunión. El rey no quería morir excomulgado e ir al infierno, en el que se creía en esa época.
Así es la historia, que nos la están contando al revés desde Barcelona, y habrá que verla también desde Zaragoza, la cuna de la Corona de Aragón. Y no comprar la primera milonga que nos quieran vender los fundamentalistas del catalanismo.