Per Juan Vanrell Nadal
No miento. En ningún documento del Parlamento Europeo se menciona la lengua balear. La Killilea Resolution, documento oficial de las lenguas minoritarias de la UE, habla de las Baleares, destacando que la lengua propia de esas islas es el catalán, lengua que los niños usan desde su más tierna infancia (pág. 22)... ¿Que yo desde niño hablaba catalán? ¡Esta infamia clama a los cielos! ¿Que mis padres y abuelos hablaban catalán? ¡Es la mentira más descarada que han parido los políticos! Estoy seguro de que en su tumba de la Mallorca profunda se remueven de indignación ante tamaña patraña…
Lo grave e inaudito es que ante tan inicuo atropello cultural el Gobierno balear no haya corrido veloz a Bruselas a subsanar tamaño dislate. ¿Tan inútiles son nuestros melifluos, educados y acomplejados dirigentes del PP («partido pardillo» lo lee Luis Mª Ansón, Presidente de La Razón) que no se han opuesto a la desaparición oficial de nuestra milenaria lengua balear? Si alguna noche Matas, Antich, Soler, Cañellas, Conrado y demás artífices del regalo cobarde a Cataluña del tesoro de nuestra lengua ancestral se acercan a algún cementerio, sus antepasados se levantarán de sus tumbas para correrlos a garrotazos y gritarles «¡ingratos nietos!»…
Acabo de llegar de París. En la Sorbona y en licées he hablado con colegas franceses. Al explicarles que Cataluña ha fagocitado el mallorquín y el valenciano no daban crédito a mis palabras. «¡incroyable, pas possible!» no cesaban de repetir los Mayan, Beauvallet, Girbaud y demás profesores. La inspectora Mayan me resaltó que Francia tiene tal veneración a sus culturas minoritarias que hasta en la «langue d´oc» diferencian las formas occitana, provenzal y lemosina. El lingüista que quisiera eliminarlas o fusionarlas sería considerado «hereje de la cultura francesa»… En cambio, en España todo es posible. Todo es creíble. Se puede decir que Llamazares es Aristóteles; Rajoy, guapo; Rubalcaba, Teresa de Calcuta; Zapatero, San Francisco de Asís. «Elemental» que por razones políticas se regale a la victimista Cataluña el mallorquín y el valenciano. «Elemental» que el secretario del IEB llame «imbéciles e hijos de puta» a los que defendemos el valenciano y el balear. «Elemental» oír aquí y allí, hoy sí y mañana también, las tres consignas que como loritos repiten siempre. 1) La comunidad científica internacional avala la unidad de la lengua catalana. La verdad científica es la que es y no admite cambio. 2) El valenciano y mallorquín son tan catalán, como castellano son el andaluz y el argentino. 3) Hablando catalán será como Valencia y Baleares no perderán su lengua propia. Obviamente, argumentos tan decisivos y contundentes no superan el más elemental análisis crítico.
Afortunadamente no todos reniegan de sus raíces. Valencia una vez más, será el muro irreductible de la oposición a la insaciable voracidad pancatalanista. El colectivo Lluís Fullana (célebre fraile franciscano, gran estudioso de su lengua valenciana, que jamás aceptó su unificación con la catalana y nombrado miembro de la RAE en representación del «valenciano» por S.M. Alfonso XIII, igual que Lorenzo Riber por el mallorquín) acaba de hacer su presentación pública. Una agrupación de más de 50 profesores universitarios que han querido salir del armario para devolver a la cinco veces centenaria Universidad de Valencia el esplendor, la dignidad y la universalidad, que siempre había tenido, hasta que obcecados y monolíticos pancatalanistas la convirtieron en feudo cerrado y dogmático de sus alucinaciones catalanistas. Invitado, asistí gustoso a la presentación de este colectivo. Sus promotores dejaron bien claro que desde la discrepancia quieren una universidad auténtica. «Tan doctores, catedráticos y universitarios somos nosotros como ellos. Tenemos la misma autoridad, la misma libertad y la misma cultura para poder defender que el valenciano es nuestra lengua multisecular, hecha por el propio pueblo valenciano». ¡Bendita Valencia!