Los Badía: “El valencià s’ha posat de moda”

Per Federico Martínez Roda

El 1 de junio de 1924 ingresó en la redacción de LAS PROVINCIAS Vicente Badía Cortina. Este maestro nacional que había dejado la docencia para dedicarse al periodismo comenzó como redactor del Diario de Valencia en 1912, a los veinticinco años, bajo la dirección de Martín Mengod. Tras un breve paso por la Federación Valenciana de Sindicatos Agrícolas volvió al periodismo, esta vez en las páginas de El Eco de Levante (1914-1917) y de La Voz de Valencia (1917-1921). Ya en LAS PROVINCIAS, trató tanto temas agrícolas como municipales, y, en el período 1939-1949 desempeñó el puesto de redactor jefe. La llegada de Martín Domínguez a la dirección de LAS PROVINCIAS supuso su nombramiento como subdirector del periódico,” allí en la redacción de la Calle del Mar, con mesas largas y dobles, y tinteros y plumillas en el centro para uso de los redactores, según nos cuenta José Altabella.

Ya se ha repetido en muchas ocasiones que no se entiende la fundación de Lo Rat Penat sin el ambiente de conciliación y reconciliación que consiguió la Restauración de la Monarquía en la persona de Alfonso XII y la Constitución de 1876, en la que tuvo una destacada participación Cirilo Amorós y otros políticos valencianos que se incorporaron y apoyaron el proyecto ratpenatista.

Esta reflexión sobre la concordia en la sociedad valenciana, después de años y años de discordias de origen político y social, es necesario porque sin ella no se entiende la fundación de Lo Rat Penat. Los fundadores eran conscientes de las diferencias sociales de sus miembros, también de las diferencias políticas, de ahí que se insistiera en formar la “casa comuna” de los poetas de guant i d’espardenya, pero esta concordia tenía, también un objetivo que era fomentar las glorias de Valencia y su antiguo Reino. Eran muchas las diferencias que separaban a los fundadores de Lo Rat Penat pero su imaginario colectivo sobre Valencia coincidía. De ahí que fuera posible la fundación de Lo Rat Penat. Este espíritu se mantuvo hasta que en los años sesenta se sembró el germen de la discordia, pero poco antes hubo un momento de entusiasmo que coincidió con la segunda presidencia de Nicolau-Primitiu Gómez Serrano.

Llamamiento que increpa a Badía Marín

El discurso de Nicolau-Primitiu Gómez Serrano en los Jocs Florals de 1958 era un llamamiento a los jóvenes: “Nosatres confiem en la jovenesa, en l’entusiasme del jove, per a fer reviure la nostra corporació reneixentista; puix si la joventut ens abandonara i no ens seguira formant l’estoc de renovació, sería senyal de que la decadencia ratpenatista no tindría remei, car societat sens jovens que continuament la renoven està condemnada a desaparéixer”.

Uno de estos jóvenes era Vicente Badía Marín, vinculado a los Cronistas del Reino de Valencia, de cuya organización fue secretario en unos momentos en que su padre Vicente Badía Cortina, alejado de cualquier victimismo, y estaban en 1960, escribía en el número 3 de la revista Valencia Cultural: “El valencià s’ha posat de moda”. Seguía diciendo en el número 4: “Ahir tan sols era Lo Rat Penat (…) (Ara) la prensa diaria de la capital inserix articles i col.laboracions en prosa i vers, en valencià. Les emisores de ràdio diesen entreveure encara de tard en tard, eixa mateixa preocupació(…) Les entitats oficials de tot el Regne responen aiximateix a la cridà renaixentista”. Todo esto con la censura funcionando, pero como ya se ha dicho en otros lugares la censura prohibía contenidos.

Vicente Badía Marín había estudiado Magisterio como su padre, aunque amplió estudios y se licenció en Derecho por la Universidad de Valencia en 1947. Entre 1955 y 1957 fue profesor del Instituto Social Obrero. Fue colaborador permanente de LAS PROVINCIAS, posteriormente, de Valencia Fruits. Entre 1950 y 1982 fue Letrado Oficial Mayor del Ayuntamiento de Burjasot. Desde 1952 letrado del Ilustre Colegio de Abogados de Valencia. Fue director de las revistas Sicania (1958-1959), creada por Nicolau Primitiu Gómez-Serrano, y Valencia Cultural (1960-1964).

Badía Marín, académico

El 26 de abril de 1958 Vicente Badía Marín ingresó en la Academia de Cultura Valenciana. Ostentó la medalla número 30 que antes había estado en posesión del pintor Vicente Gómez Novella, discípulo de Ignacio Pinazo.

Badía Marín promovió la organización de asambleas de Cronistas del Reino de Valencia de la que fue Secretario, lo que le llevó a publicar un Catàleg dels cronistas oficials del Regne. Además de sus más de 2.500 artículos aparecidos en unos ciento cincuenta medios informativos, publicó un Compendio de geografía del Reino y una serie a los que tituló “mi pueblo”: Torre Baja, mi pueblo (1953); Foyos, mi pueblo (1954); Bétera, mi pueblo (1955). También cuenta con un ensayo que contenía un Programa de redreçament cultural (1960) y, El libro de la Serranía (1962). Más adelante publicó Crònica de la meua aportació a la lluita contra l’analfabetisme (1990) y Problemàtica de la Tercera Edat (1991). También recopiló sus artículos en un libro titulado Index de col.laboracions en premsa (1936-1986).

Obtuvo premios en certámenes literarios de Líria, Játiva, Paterna, Burjasot, Torrente, Requena y Sagunto, además de los Jocs Florals de la Ciutat i Regne de Valencia, organizados por Lo Rat Penat. Contribuyó a fundar las Escuelas de Adultos de Burjasot, de las que fue Director, precisamente según sus propias palabras es de la obra de la que se sentía más satisfecho, y así lo reflejó en la obra mencionada Crónica de la meua aportació a la lluita contra l’analfabetisme.

Orgullo colectivo y sentido de pertenencia

Cuando se hace una encuesta puede dar un resultado total y absolutamente ajeno a la realidad, por ejemplo, al pretender analizar la calidad de las universidades se hacen infinidad de preguntas pero no se hace una muy elemental: ¿se imparten las clases regularmente?. En conclusión, al no hacerse esta pregunta puede resultar que una universidad esté muy bien valorada por los “parámetros de calidad”, pero en realidad sus alumnos no reciban las clases correspondientes, es decir, un desastre de encuesta. Lo mismo ha ocurrido con una encuesta que acaba de publicar la Fundación de las Cajas de Ahorro, en las que se afirma que los valencianos no tienen sentido de pertenencia. Nada más ajeno a la realidad. Vivir en una tierra en que sus habitantes, los antepasados de Llombart y Llorente, extendieron por primera vez una letra de cambio, en concreto el 19 de febrero de 1376; erigieron el primer hospital de enfermos mentales, en 1409 y donde se inicia a trabajar en la imprenta, en 1474, produciendo el primer incunable de España, en lengua valenciana, podía y puede producir orgullo.

Pero no se trata solamente de hacer referencias al pasado que nos puede llevar al historicismo barato, sino hay que referirse al presente, un presente en el que, a pesar de los políticos, sí, políticos en general, unos porque dicen “comunitat” y otros porque dicen “país” la gente corriente no olvida lo sustantivo: Valencia, como tampoco lo olvidaban los Badía ni el conjunto de valencianos. Insisto, a pesar de los políticos, los valencianos no quieren renunciar a un nombre tan valioso como su propia raíz indica: Valencia, ni dejar de llamar a su lengua, valenciana. Y para terminar recordemos que pocos pueblos han tenido que defender sus “señas de identidad” con tanta vehemencia como el pueblo valenciano.

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Los mallorquines hablan una lengua que es tan antigua como el inglés y más pura que el catalán o el provenzal, sus parientes más cercanos.
Robert Graves

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