El dilluns dia 12 de Febrer, el diari ADN va publicar un articul molt aclaridor, die:
“Los apellidos más frecuentes en Castellón no son valencianos (per alguns catalans). Según el último informe publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el apellido más repetitivo en nuestra provincia es con diferencia García con el 26,1 por mil castellonenses, seguido de Martínez, López, Sánchez, Pérez, González y así hasta Martí, primer apellido considerado valenciano y que ocupa el puesto número 15 de la lista”.
Per atra banda, el catedratic i academic de la Real Academia de Cultura Valenciana D. Leopoldo Peñarroja, en el seu articul, Valencia 1238: Mito y realidad, diu: “No es extraño, pues, que, a la llegada de D. Jaime, multitud de nombres geográficos del Reino musulmán, de la huerta o de la Ciudad de Valencia, fueran como los de sus pobladores, nombres románicos; que los musulmanes censados en el “Repartiment” valenciano tuvieran nombres tan poco árabes como “Fortuny”, “Crespí”, “Moreno”, “Paixarell” o “Abril”; que determinadas puertas de la muralla de Valencia se denominaran, ya antes de la entrada del rey, de “Borrell, de Boatella, o de Taulat”, que las alquerías recibieran de labios de la población autóctona los nombres de “Paterna, Materna, Pedralba, Trullat, Serra o Figueroles”. O que la nómina de los husun o castillos que vertebraban el reino musulmán en 1238 tuviera denominaciones tan ranciamente románicas como “Montornes, Uxo, Corbera, Carbonera, Rugat, Torres-Torres, Morvedre, Monserrat, Cullera o Gallinera”.
Evidentemente, esta lengua no era catalán (anacrónico en una Valencia sin catalanes), sino romance vernacular de la Valencia musulmana; única explicación en principio, de la emergencia de una lengua valenciana medieval sin conciencias dialectales e individualizada como sistema”.
Conclusio: Si com Peñarroja demostre, quan arribe Jaume I, en estes terres ya n’hi havien llinages valencians (per alguns catalans), i a pesar d’aixo, hui son absolutament minoritaris, n’hi haurà que pensar que la “repoblacio catalana” va ser molt escasa, tal com demostren, A. Ubieto, Cabanes, E. Vidal o Peñarroja (basant-se en estudis del Llibre del Repartiment, els llibres de veïns novells i atres documents coetaneus) per lo tant incapaç d’impondre cultura i llengua.
L’atra possibilitat es que la cultura i llengua “catalana” nos la portaren els García, Martínez, Sánchez, Pérez, González, etc.., abrumadorament majoritaris en esta provincia i en la de Valencia i Alacant tambe; pero no donem idees, per que estos “ocupes culturals” son capassos d’apuntar-se-la i demostrar-lo “cientificament”.