Acabadas sus conchabanzas estatutarias las van a perpetrar en un papel, soporte muy sufrido: ¡Ya somos nacionalidad histórica! Au, qui estiga bovo que rode senia. Al fin nos hemos quitado ese escrúpulo, ese agravio comparativo, que no éramos nadie, que lo nuestro era un sinvivir, una carencia, un vértigo, un cilicio vital, qué éramos, desgraciados de nosotros, sin una historia que llevarnos a la pluma… Pues eso, unos parias, unos don nadie. Ara estem ya mes contents que un gat en un lleu. ¿Y cuál es esa Historia reciclada?. Pues no hay mas que ir a las escuelas, a los institutos, a las universidades y comprobarlo: una Historia romántica, selectiva, excluyente, retranqueada, de ciclo corto, de campanario, para darle vueltas a la Plaza Mayor. Allí cuentan que todo empezó en 1238, con Jaime I. ¡Lo demás es Prehistoria!, malcrían los enseñantes en nuestras ikastoletes. Ni fenicios ni íberos ni romanos ni árabes ni paparruchas. Ni siquiera aragoneses. Ningún substrato que estorbe a esa "nacionalidad histórica" de alambique, destilada, tramuntanal y arropada en un adjetivo absoluto: catalana. ¿Y España? Pues eso, un resto, un destrío, un excedente, un "cadòrs". Decía el Estatuto que España era una "nación indisoluble". Ahora dirá que sólo es "nación". Soluble en cava, claro. Cosas del trueque.
Y tendremos ¡máximo techo competencial!, qué se han creído, a ver ahora quién es el guapo que nos tosa, que nos hable alto. Una volta que es fa el sant hi ha que fer-lo be. Y hemos embutido el Estatuto, a modo de camarote de los Hermanos Marx, de consejos, de sindicaturas, de fondos, de derechos y de servicios. Bien podriamos meter un Consell de l´esgarraet, l´all i pebre i l´arròs en banderetes, por aquello de la idiosincrasia. Mes val rotar que badallar…
Al fin se ha entronizado también en ese sanctasanctórum de conceptos hueros, en ese beaterio de arquetipos, en ese facistol de ringorrangos, en ese friso de abstracciones, en ese hit parade, en ese articulado de alto standing a la Academia Valenciana de la Llengua. Ya estem tots, germans i nebots… "Su normativa será de obligado cumplimiento para todas las instituciones de la Generalitat". ¿Qué te pareix, t´agrada el peix? Traigo a colación otra vez a Sánchez Ron, el último en ingresar como académico en la Española de la Lengua -en ella hay biólogos, actores, dibujantes, periodistas, marinos… aquí han enterizado en su disco duro a un somatén de filólogos de causa que salen a gallina per barba i caiga qui caiga -; decía Sánchez Ron: "Una Academia de la lengua no es, no puede ser normativa (la lengua es de todos), sino espejo de la comunidad a la que sirve y del mundo en el que existe: ¿Academia o leprosería? Por algo dijo Umbral, y dijo bien, que la ciencia de las palabras es la lepra de las palabras. Arriba he escrito "pareix", palabra en boca de todos los valencianos. Pero como allá arriba, cabe el Llobregat, le dicen "pareix" a lo que aquí decimos "parir", hay que matar la palabra y decir "sembla". Así se humillan esos académicos de garrafón, esos talibanes "velando inútil e inquisitorialmente por la pureza de una herramienta cuyo fundamento respiratorio y libertario está en la indisciplina, en la contaminación, en la corrupción constante como método para caminar por encima del tiempo, de las autoridades y de los movimientos de estilo cultural de cada época" (J.J. Armas Marcelo). Lo dijo mucho más escueto el tío Pep, a su regreso de Muro: "Estos sabudets volen clavar el clau per la cabòta". Pues hala, a servir que son dos días.
Articul publicat en el periodic ABC, el 30/05/2005.