Jordi de Sant Jordi. Sigle XIV. Poeta valencià
Per Josep Lluïs García Ferrada
En el numero 50 de RENOU, corresponent al mes de novembre de 2004, publicavem uns fragments del cant primer de l´obra de Jordi de Sant Jordi. En este numero, per l´interes que representa la poesia del gran poeta valencià, tornem a publicar un nou fragment del cant segon, i aixi, completar, relativament, l´idea general de la poesia d´este magnific autor.
Valencià de Jordi de Sant Jordi
Sovint sospir, dona, per vos, de lluny
e sospirant va crexent ma follia
de vostre amor, qu´enaix fort me puny
que´m gira gauig en gran melancolia
vant me recort de vostre departir
c´a far me ve de vostra bella vista
e del comiat que pendrany al partir,
tant que tristor m´assauta y´m conquista.
Mas fin´amor eras rtant fort m´estreny,
ans del partir no vull en tal pressura
mentre mos ulls, car no em valdria seny,
arts ne saber; mas pus qu´es ma ventura
c´aysi forsat m´hay de vos allonyar,
lo comiat prench er per tota vegada
del vostre cors, bell e llinde sens par,
e lays mon cor en la vostra posada.
A Deu coman, bella, vosxtres beutats;
vostre capteny que tots mals foragita.
A Deu coman a vos, que´l mon honrats,
c´al mig del cor portats Honor escrita.
A Deu coman vostr´amoros esguart
ab qu´em trasques lo cor d´on se devisa.
A Deu vos don, aras, puix qu´eu me part
de la mellor que mai vestis camisa.
Traduccio al castellàFrecuentemente suspiro de lejos, señora,
por vos y suspirando, va creciendo mi locura
por vuestro amor, que tan fuertemente me mortifica,
pues me cambia el gozo en gran melancolía
cuando me acuerdo de vuestra partida
que me llega de vuestra bella imágen
y del permiso que tomaré al marchar,
aunque la tristeza me asalta y se me apodera.
Más el sutil amor fuertemente me extremece,
que antes de partir no quiero en la tribulación,
poner mis ojos, ya que no me valdría el juicio,
arte ni conocimiento: más ya que es mi ventura
que así forzado me haya de separar de vos,
la despedida considero para siempre
de vuestro cuerpo, bello y lindo sin par,
y dejo mi corazón en vuestro albergue.
A Dios encomiendo, bella, vuestras bellezas,
vuestro comportar que todos los males ahuyenta.
A Dios os encomiendo, pues al mundo dais honor,
porque en medio del corazón llevais al Honor escrito.
A Dios encomiendo vuestra amorosa mirada
con que me arrebata el corazón de donde se divisa.
A Dios os entrego, ahora, puesto que yo me separo
de la mejor que jamás vistió camisa.