La villa de Almenara se asienta en la falda meridional del denominado “Monte del Castillo”. Hasta finales del siglo XVII la población estuvo amurallada. El crecimiento urbano posterior originó que la localidad creciera extramuros. Dista, aproximadamente, unos 30 kilómetros de la capital de provincia. En su demarcación territorial, durante los siglos medievales existieron diversas alquerías. Su proximidad a Sagunto hizo que fuera una zona muy romanizada y dispuso de puerto en la época romana.
El Príncipe Pío de Saboya en su Memoria cita ocho lápidas romanas que había visto en el término municipal de la localidad en 1788. Otros autores aluden al descubrimiento de monedas y objetos de procedencia romana, igualmente hallados en la demarcación de la población. El historiador A. Chabret mantuvo que en la costa de Almenara se encontraba el puerto de la ciudad de Sagunto, y V. Pla y Cabrera demostró la existencia de un templo dedicado a la diosa Venus en las ruinas de la colina del estanque de Almenara.
El topónimo Almenara deriva de la voz árabe “al-manara”, “la atalaya”. El arabista Asín Palacios siguiendo al cronista Yacut (s. XII-XIII) subrayó que este nombre identifica poblaciones existentes en el Oriente y en la península Ibérica. La ubicación física de la población confirmaría esta tesis al encontrarse la villa al pie y falda del accidente geográfico denominado “Monte del Castillo” en el que se contemplan vestigios de un castillo y diversas torres de época sarracena.
La población y su castillo han sido constatados en la documentación medieval:
En el siglo XII el geógrafo – historiador árabe al-Idrisí en su Geografía de España registra las poblaciones y castillos más importantes del área valenciana y cita, entre otros, el castillo de Almenara.
La población es citada en el II Cantar del Poema del Mío Cid.
Mío Cid gaño a Xerica // e a Onda e Almenar.
Y vuelve a citar el topónimo en los siguientes versos:
Vayan los mandados // por los que nos deven ayudar
Los unos a Xerica // e los otros a Alocad,
Desi a Onda // e los otros a Almenar
Un documento de 1224 recoge que se asignó la población y castillo al obispado de Tortosa.
(...) sibi assignavit Almenaram cum suis terminis.
Así mismo, se constata en los siguientes documentos:
En 1236, en una donación de ciertos lugares hecho a la Iglesia segobricense por el rey almohade Zeyt Abuzeyt.
(...) habere speramus, scilicet, Ondam, Nules, Hujon, et Almenara, cum ómnibus terminis et pertenentiis suis.
Abuzeyt en el documento que recoge esta donación expresa que entrega un área geográfica que comprendería iglesias de las comarcas actuales del Alto Mijares, Serranos y Camp de Morvedre al obispado de Segorbe – Albarracín; y promete los castillos de Onda, Nules, Uxó y Almenara, asignados con anterioridad a la diócesis de Tortosa, y que en esta fecha, todavía, no habían sido incorporados al ámbito cristiano. En 1239, en las Declaraciones de testigos pertenecientes a la Iglesia de Segorbe, entresacadas del proceso “super ordinatione ecclesie valentine”.
(...) idem Episcopus in Almanara (sic).
(...) celebravit in Almenara.
(...) et requirendo provinciam Toletanam celebravit in Almenara et in Alocau.
A. Huici Miranda y Mª D. Cabanes registran en documentos del siglo XIII el nombre de la población escrita con grafías diferentes: “Almenara”, “Almenario”, “Almenar”, “Almanar”, “Almenaria”, etc.
Algunos ejemplos confirman estas afirmaciones:
Donación del Libre del Repartiment I correspondiente al año 1239:
Eximinus Petri darosensis: locum iuxta Almenaram qui dicitur Cilx.
En la siguiente donación no sólo se alude a la población, sino también a la torre y castillo de Almenara.
Petri de Pina: illam turrim que est extra castrum de Almenar.
Guillelmus Raymundi de Biela: turrim que est supra portam ad introitum castri de Almenara que vocatur Bivalcadim.
Esta donación aparece también registrada en Documentos de Jaime I de Aragón, II, 1237 – 1250 con fecha 22 de abril de 1238, donación realizada en el Puig de Santa María en la que se especifica que Jaime I, rey de Aragón, dona a Guillermo Raimundo de Vila (sic) la torre de Biv-al-cadim en la puerta del castillo de Almenara. “(...) Illam turrem, que est super portam ad introitum castri de Almenara, que turris vocatur Biv-al-Cadim.
En el índice de la edición del Libre del Repartiment del Regne de Valencia confeccionado por Mª D. Cabanes y R. Ferrer se recoge el topónimo de Almenara escrito con grafías diferentes.
La Crónica de Jaime I alude a la población y castillo de Almenara en numerosas citas: Valgan como ejemplo las siguientes:
(...) e quant nos fom en pret Dalmenara , que anam riba mar, faerem nos be V o VI alimares per la costa.
(...) e començarem de guerrejar a Onda, e a Nules, e a Uxo, e Almenara.
(...) E quant fom pasta a Almenara anave nostre capella ab nos, e dixem que oyssem la missa.
(...) Nos estant en lo Puig vench nos missatge de Almenara del Alfaqui, e de un altre Sarrahi qui era molt poderos, que si ells podien parlar ab nos que ells rendrien Almenara.
(...) E laltre dia exim de Borriana, e pasma per Almenara.
(...) E dixerem ells que tal castell era Almenara.
(...) e davant lo castell Dalmenara a vista daquells qui havien parlat ab nos.
En las Trovas de Moceen Jaime Febrer se menciona la población de Almenara en la trova dedicada a Pedro Alepus, caballero que sirvió en las conquistas de Almenara, el Puig, Valencia y Xátiva:
(...) De la gent del Rey: sen pasá á Almenara, // Al Puig é Valencia, e a Xátiva emprés.
No conocemos ninguna carta de repoblación destinada a poblar Almenara en el siglo XIII. Pero sí que se donó una carta de protección para una alquería situada en su término. Fue el Infante don Pedro, hijo de Jaime I, quien, el 21 de octubre de 1276, otorga carta de protección a los musulmanes de la alquería de Fesch, en el término de Almenara, para que continúen viviendo en ese mismo lugar con las mismas condiciones que antes tenían.
(...) Infans Petrus, etc., Noveritis nos recepisse universos sarracenos alquería de Fesch, que est in termino de Almenare.
El rey de la taifa de Valencia Zeyt Abuzeyt, convertido al cristianismo, donó en 1236 a la iglesia segobricense varias villas, entre las que se encentraba Almenara. Sin embargo, los sarracenos que habitaban el lugar se negaron al mandato del soberano almohade. En 1238, Jaime I sitió la plaza capitulando ese mismo año. Se ha señalado que un alfaquí y un moro de Almenara dijeron al monarca don Jaime que si les hacia donación de algunas heredades de aquel término y les concedía otras mercedes les entregarían la villa; accediendo a la petición, el Rey otorgó lo solicitado y los moros emisarios fueron a dar parte del suceso a la Aljama o Junta de la población para que se rindiesen al Conquistador. Los moros ofrecieron prestar obediencia a don Jaime y ayudar a los cristianos en el ataque al castillo, donde se habían hecho fuerte algunos musulmanes que no deseaban entregarse. Una vez sometida la fortaleza, y luego que tomó posesión, envió a dos caballeros a Borriana con el mensaje de que dijeran a la reina que se trasladase con su hija al castillo de Almenara, y así lo hicieron. Los musulmanes de otras poblaciones, entre ellas Nules y Vall de Uxó, enterados de lo sucedido en Almenara, pactaron con don Jaime su entrega, y éste les consintió que pudieran seguir profesando su religión y conservar sus costumbres.
Según el Libre del Repartiment del Regne de Valencia, en 1238, se entregó a Francisco Pérez Pina la torre llamada Borgamusa o Berganza, que se halla situada más allá del castillo en dirección a la mar, y diversas tierras; y a Guillermo Ramón de Biela, la torre llamada Bivarcadim, sita sobre la puerta a la entrada del castillo, además de tres jovadas de tierras de la alquería de Benifaçar. En los años 1248 y 1249 se otorgarían tierras a particulares, y en 1270 un horno en la alquería de Magranet al clérigo Arnaldo Ferrer y a los suyos.
La villa de Almenara fue sede del condado de su nombre, por privilegio conferido por Pedro I de Valencia –III de la Corona de Aragón-, en recompensa por los servicios prestados a la Corona por el noble siciliano Juan de Próxita. En 1500, formaban parte del condado de Almenara las localidades de Quart, Quartell, Benavides, Chilches y La Llosa, entre otras posesiones o poblaciones localizadas fuera de la Comarca de la Plana Baixa.
Almenara fue campo de operaciones en la Guerra de la Germanías, cuando las tropas del Duque de Segorbe, en 1521, derrotaron a los agermanados, que al mando de Jaime Ros se habían desplazado desde la ciudad de Valencia; y en la Guerra de Sucesión al enfrentarse en 1710, las tropas borbónicas de Felipe de Anjou a las partidarias del Archiduque Carlos, aspirante, también, a ocupar la Corona de España.
En su término municipal se alzaron el Castillo de Almenara, las Murallas de la población, la Torre del Mar y el denominado Punt del Cid, conservándose vestigios de estos restos castrales.
El Castillo de Almenara. Estuvo emplazado en un enclave estratégico del área de la localidad. Posiblemente ya existiera alguna edificación de la época romana en ese espacio, dada la proximidad del potente castillo romano de Sagunto, ciudad que fue “casus belli” del origen la 2ª Guerra Púnica. Ese castro de origen romano sería reconstruido y ampliado en época musulmana. Conquistada la plaza por las huestes de Jaime I fue utilizado por los cristianos. Se localiza en un pequeño cerro –puig- cercano a la localidad desde donde se contempla el casco urbano.
Era de planta irregular dispersa. Se pueden delimitar en él tres recintos. Las murallas de mayor consistencia son las del lado sur del recinto superior. Tanto estas murallas como los muros construidos en el lado norte son de época árabe. El castillo disponía de torres que lo flanqueaban. Éstas son de época posterior y son conocidas con la denominación popular de “L’Agüelet” y “L’Agüeleta”. Fueron utilizadas para la instalación del telégrafo óptico.
En esta fortificación tuvo lugar el acto de rendición de diversas aljamas y fortalezas árabes de la comarca de la Plana Baixa, antes de la conquista de la ciudad de Valencia en 1238. El castillo de manera transitoria fue residencia del rey Jaime I y de su esposa Violante de Hungría. Perteneció a los reyes de la Corona de Aragón hasta el año 1297, fecha en que Jaime II lo vendió a Francisco de Prosita por 220.000 sueldos.
El castillo alcanzó una gran relevancia histórica al estar ubicado en un punto estratégico de control de confluencia de vías de comunicación. Actualmente se ecuentra en estado de ruinas. Urge una actuación arquitectónica si se desea la conservación de los vestigios castellológicos que pueden observar.
Las murallas de la población. Se pueden contemplar en la calle Molins, en el centro de Almenara. La villa estuvo cercada por un doble muro de época islámica. Los dos recintos concéntricos del casco urbano disponían de torres en algunos tramos de la fortificación. En el siglo XVI las circunstancias bélicas aconsejaron la refortificación. Posteriormente, con el crecimiento urbano de la población se procedió a derribar las murallas. Según Sarthou Carreres las murallas formaban dos rectángulos concéntricos que dejaban un espacio de 3,25 metros entre ellos, llamado “Corredor de Muralla”; el interior, construido a principios del siglo XVI, tenía un espesor de 0,45 metros y estaba adosado a los corrales de las casas, y el exterior, de 1,20 metros de grosor, comenzó a construirse en 1543, teniendo sus ángulos flanqueados por cuatro torres y otras dos en el centro de los lienzos N. y S., correspondiendo la primera a la casa de don Domingo Corner Faet, y la del S. A espaldas del Palacio del conde de Almenara o de Aversa. En la actualidad se pueden contemplar un lienzo de muralla y dos de las seis torres que se alzan en ella. El estado de conservación, después de la actuación de rehabilitación, es bueno y fue declarada Bien de Interés Cultural el año 1999.
La Torre del Mar. Está ubicada en la línea de playa del término de Almenara. Desempeño la función de puesto de vigilancia en el siglo XVI para alertar de las posibles incursiones moriscas. Este tipo de torres de “guaita” proliferaron en el reinado de Felipe III por el litoral valenciano. De ella se pueden apreciar basamentos de los que se deduce que era de planta rectangular y que fue construida de mampostería. Su estado de conservación es totalmente de ruinas.
El Punt del Cid. El denominado “Punt del Cid” es un recinto amurallado que está situado en el término de la población de Almassora sobre un pequeño montículo. Debió cumplir la función de puesto de observación y de baluarte de defensa del litoral.
Algunos autores opinan que más que campamento de Rodrigo Díaz de Vivar fue un “castrum hiberna” romano, opinión que tampoco suscita consenso, pues existen también objeciones al respecto; ahora bien, es admisible por su proximidad al mar y condiciones estratégicas del lugar. Los restos conservados del Punt del Cid pertenecen al período medieval. El recinto de la muralla estuvo reforzado por varias torres. Cabe recordar que el Poema del Mío Cid cita en varias ocasiones el topónimo de “Almenar” para identificar a Almenara. Según la tradición este lugar fue tomado por Rodrigo Díaz de Vivar en su marcha hacia la toma de la ciudad de Valencia, de donde toma el nombre esta fortaleza. Sin embargo, es más probable que el hecho de armas de la toma de la localidad se produjera en el Castillo de Almenara.